
En el debate de la sexta noche, Marhuenda, ese niño grande de mofletes bien alimentados y flequillo de colegial bobilis-curilis, se remitía a declaraciones suyas hechas en el 2013 acerca de la Monarquía como forma de Estado: "Lo de ser republicano y de izquierdas está muy guay, pero todas las socialdemocracias del norte son monarquías"; las glosaba - la memoria no da para más- en el programa de La Sexta Noche del día séptimo del mes sexto de este año 14 de desgracia del siglo XXI: entonces, nosotros nos fijábamos en los paises más prósperos y avanzados de Europa, como Inglaterra, Suecia, Noruega, todos Monarquías... decía más o menos así el 'ex-delegado de la clase'.
Este discurso de referirse a los países más avanzados de Europa con la Monarquía como forma de estado, no es monopolio de Marhuenda; ha sido repetido hasta la hartura por un sector de los mass-media de forma periódica y vehemente: tanto los monárquicos que nos quieren adoctrinar en su 'abecé', como los aznaristas, autonominados como interpretadores del Mundo. Parece ser la consigna para proclamar en público la Monarquía como símbolo de la democracia y el progreso, una idea que estos 'medios' y todo su apadrinamiento político dan a entender como surgida en la transición, por obra e intelecto del Borbón de turno, o del que daba la vez entonces, Adolfo Suárez, todos muy del Movimiento, y aclamada como idea original y sorprendente por la mayoría del pueblo español... que pocos años después renegó en parte de los principios del Movimiento para parir 'La Movida', respuesta musico-festiva a los 'minutos musicales' del franquismo.
Independientemente del debate acerca de la veracidad o no del contenido argumental en favor de la Monarquía -como contemporánea cronológica e intelectualmente a la Constitución, su autoría y su circunstancia- y el recurso a datos y estadísticas, más o menos 'científicos' para con más o menos fortuna defenderla y promocionarla, lo cierto es que esta idea de la Monarquía como forma de Estado, fruto del pensamiento intelectual de uno o más demócratas convencidos y desinteresados dista mucho de la realidad. Ni fue demócrata el parturiento, ni perteneció a esa Transición, tan toqueteada por toda la alcurnia política.
Para no prolongar más el misterio voy a acudir al discurso que Francisco
Franco Bahamonde, al que le decían Su Excelencia el Jefe del Estado (su
excrecencia la estamos padeciendo ahora con más resignación de la
imaginada por él), pronunció el 22 de julio de 1969 en el Palacio de las Cortes, y mediante el cual, anunció su sucesión:
"... Hoy
no se puede decir que las monarquías representan al sector
conservador de los pueblos, pues si contemplamos las monarquías de
las distintas naciones del norte europeo, tenemos que reconocer el
progreso y la eficiencia social que registran, a las que dio
estabilidad y garantías de continuidad..."
En el debate de la Sexta Noche, Marhuenda, ese niño grande de mofletes bien alimentados y flequillo de colegial bobilis-curilis, desempolvó al Caudillo de la Monarquía, al Generalillo, con todo su bigote, con toda su voz de vicetiple y toda La Razón que tiene el blanco y negro.