Desde
los ecos de un garganta profunda , sin propietario conocido, a oscuras,
sin derechos de autor ni de opinión que pagar y de cuyo nombre sólo
los herederos de los PProcuradores en Cortes quieren acordarse,
resuenan trozos de conversaciones oídas al Ministro del Interior con
el Director de la Oficina Antifraude de Cataluña. ¿Quién amaestró
a quién en las artes de la perfidia? Siempre hay enemigos que
perseguir: comunistas, populistas y en este caso partidos políticos
que promueven el independentismo catalán.
El
ministro Fernández Díaz sintoniza en el dial la misma frecuencia
ideológica que el Opus Dei, del que es miembro supernumerario, y eso
se nota en las 'opusdeyadas' predicadas a su devoción y antojo en
el Congreso de los Diputados; como la fusilería dirigida a la ley de
memoria Histórica, o los morteros paraboleando explosiones sobre la
reforma de la Ley del aborto, o el fuego a discreción ametrallando
al matrimonio homosexual y todo su vecindario, ...el Opus y su lacayo
catalán son también indisimuladamente españolistas,
anticatalanistas y adoradores de la controvertida figura de 'Sor
Maravillas del 78', alias la Constitución Española... Pero Marco
Tulio Ciceron levantándose de su tumba nos repite una vez más:
"¿qué razón existe para
adorar a los dioses a causa de nuestra admiración hacia la
naturaleza divina, si en esta naturaleza no vemos nada especialmente
egregio o sobresaliente?"; y yo le añado: 'si tan solo vemos
mamarrachadas'
En
las conversaciones entre Ministro y Director, se adivina el ansia
viva de querer realizar proezas heroicas, de colgarse medallas
patrióticas, a costa de haber conspirado para incriminar política y
hasta penalmente a los jerifaltes de Convergència y Esquerra
Republicana de Catalunya.
¡Qué
puñalada tan trapera! Cuando CiU, durante la tramitación de la Ley
de Memoria Histórica, había sido quien permitió que los monjetes
benedictinos continuaran paseando su facherío con faldas y a lo loco
por la Abadía del Valle de los Caídos. El mismo Valle de los Caídos
a cuya abadía entra periódicamente, otros dicen que de forma
esporádica, un coche oficial de cristales tintados, - quién diría
que ya han llovido chuzos de puta democracia durante 40 años desde
la muerte de Franco - y que transporta a un Ministro del Interior de
aPPellidos Fernández Díaz. Y es que los monjes benedictinos, a cuya
orden el 'generalillo' enconmendó la guarda y custodia del incapaz
monumento cristiano al fascismo, son uña, oración, carne y
conversa, con Jorge Fernández Díaz, ese ministrillo de un blanco y
negro que nada tiene que envidiar al del año de moda y gracia de
1957.
Jorge
Fernández Díaz políticamente no es muy activo, ni se prodiga mucho
en las apariciones en público. Nunca podría ser un líder, sus tics
y tartamudeos físicos e ideológicos, le proporcionan derecho
absoluto de exclusión a esas tareas. Las encuestas del CIS siempre
han dado las valoraciones más altas a los responsables de Interior
desde que existe CIS. Fernández Díaz es la oveja negra de esa gran
familia y uno más . Resbalones debidos a las antipatías dentro de
su departamento, como bochornosas ausencias en funerales por agentes
muertos en actos de servicio, seguidos de borbónicos tropezones
extramuros, como la gestión del asunto de las vallas de Ceuta y
Melilla, han servido para arrugar y complicar su vida política,
aderezados con méritos como los de comparar el aborto con ETA y
hacer, una vez el guiso pasado de sal y de cocción, que esta
tendencia positiva en las encuestas del CIS de los Ministros de
Interior de la democracia dé la vuelta como un calcetín sudado y
puesto a orear, con la esperanza de que amanezca limpio e inodoro.
Por
todo ello, Jorge Fernández Díaz, se siente como pez en el agua, en
la faena de brazo ejecutor, en un odioso papel secundario a lo
Michael Ironside o Billy Drago, para hacerle el trabajo sucio a un
gobierno que quiere conservar el voto de ultraderecha entre sus
torcidas filas, a base de condecoraciones al mérito policial a
vírgenes talladas en madera o, si no quieres taza, taza y media: una
ley mordaza. También en un discreto segundo plano, en un aparte,
Don Jorge aspira las fragancias del fundamentalismo cristiano que
humean en la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caidos, entre
misa y misa en recuerdo del anterior dictador del Estado
nacional-catolicista, un alter ego de las 'mordacidades', los brazos
incorruptos de santas y demás mitología por desvirgar.
Las
funciones de policía deben estar al servicio de la democracia, esa
que dicen ser el refugio, confort y protección de la soberanía
popular. Cuando están al servicio de un partido que saluda con un
'Ave' al Gobierno, la 'cracia' se muda de residencia y se aloja en la
de los caudillos, esto es, la castiza 'democracia frailuna' que
Menéndez y Pelayo puso sobre la 'i' de la palabra 'democracia'.
Daniel
de Alfonso es un magistrado nombrado Director de esa Oficina Anti
Fraude por la Generalitat del año 2011... pero con el plácet del
PP. De Alfonso es un criado, un siervo, un lacayo que besa los pies
del ministro porque él también es muy español y mucho español, y
se ofrece como una sucursal de la Unidad de Delincuencia Económica y
Fiscal al servicio de Fernández Díaz; en palabras de su amo y
señor, 'ETA espera como agua de mayo un gobierno de PSOE-PODEMOS', y
nuestra misión es combatirlo como buenos patriotas.
El
ministro tiene muchos de los rasgos de esos políticos de elevadas
cumbres que construyen redes de confidentes para espiar a sus
enemigos, que no oponentes, dentro y fuera del partido en el que
militan y que están rodeados de funcionarios de libre designación
digital, mediocres y palmeros. Jorge Fernández Díaz es un 'yonki'
del blanco y negro, del 'arias-navarrismo', un mismo actor pero
cubierto el rostro arrugado y ojeroso por
una retahíla no menos prodigiosa de máscaras, ayer franquistas,
luego ucedistas, APeístas y ahora PePeístas, empeñado en
mantener atados y bien atados los últimos nudos: "España será
cristiana o no será". Es un yonki con el vicio, del antiguo
régimen, de controlar todos los hilos de su partido y una necesidad
compulsiva que sólo se calma con la acumulación de intimidades y
detalles de los ajenos bajo los trajes de expedientes e informes.
Tras sus duras cruzadas patrióticas en defensa de los valores
universales y cristianos de Europa, sólo encuentra calma espiritual
al lado de las tumbas de Franco y José Antonio, esas dos heridas
abiertas que manchan de sangre cualquier cultura de paz que se
pretenda construir sobre una justa reparación del daño causado;
mausoleo que para el Partido Popular no tiene nada de censurable,
como pública y casi notarialmente ha manifestado.
Fernández
Díaz si en algo destaca, es en su porte serio.
Un
serio que bien podría ser explicado con unas palabras de la cuidada
extravagancia que Laurence Sterne pone en boca de su hijo literario
Tristam Shandy: "La seriedad es un continente misterioso del
cuerpo que sirve para ocultar los defectos de la mente". El
político paranoicamente defectuoso es aquel que necesita para su uso
y goce personal, como si de un alcaloide se tratara, el placer
obtenido de fuentes bien informadas y anónimas que le tienen
'espídicamente' al tanto de todo lo que pasa cerca de su radio de
acción ; es aquel que se corre conspirando y duplicando , que
cuchichea equívocos de oido en oido como un abejorro, que debe saber
siempre todo lo que pasa en el gran entramado de las conjuras
judeo-masónicas. Y que niega, con un cinismo y con unos cojones como
los del caballo de Espartero. El Ministro del Interior, niega y niega
que exista cualquier tipo de Gestapo política cuya función sea la
de dejar caer, interesadamente pero con disimulo, al lado de un medio
de información, qué casualidad que pasara por ahí, asuntos de
corruptelas más o menos ficticias de ERC y CDC, que por una
carambola del destino, fíjate tú, favorecen las ansias de carne
cruda del PP.
Los
políticos con deje paranoico, son esos incansables querellantes y
picapleitos, que tienen el jacuzzi lleno de informes comprometedores
de casi todo lo que hace casi todo el mundo de la conjura. Hasta
llegar al extremo, en el caso de D. Jorge, de comparar la batallita
de banderas protagonizada coralmente por su hermano Alberto y la
compañía, con los "años atrás en el País Vasco cuando ETA
estaba plenamente activa y operativa sembrando regueros de sangre y
terror por todas partes". El origen de ese tic aparentemente
paranoide, quizás se gestara en la apuesta perdedora de Jorge
Fernández por el Hernández Mancha de los 90 y que le supuso la
subsiguiente marginación entre los aznaristas; desde entonces, esa
marca sin cicatrizar debe haberle escocido los orgullos, quién sabe
y le obligó a hacerse más ultra que los ultras y más del Opus que
el bala perdida de Balaguer. Por detalles traumáticos como este, los
políticos propensos a la paranoia, una vez en la cumbre de la
pirámide, se creen en su delirio, megalómanos, legisladores,
fiscales, jueces y dioses del olimpo...españoles por encima de todo.
Un tanto así como nuestro Ministro del Interior utilizando medios y
recursos públicos, para instigar contra rivales
políticos...mientras, en la intimidad, sólo unos pocos visionarios
le hemos llegado a imaginar subido a una escoba a suerte de brioso
corcel, trotando y coceando por los pasillos como aguerrido caballero
de la sagrada orden catoliquísima, militar y constantiniana de San
Jorge, destrozando el sistema sanitario catalán con un afilado
legajo de folios en mano a guisa de sable,¡zas, zas!, todo por la
glorificación de la cruz,¡toma esa cabrón!, la imposición de la
fe y la defensa de su santa madre iglesia de los decapitadores y
expoliadores...¡A la mierda con el Centre de Telecomunicacions i
Tecnologies de la Informació y cierra España!
Los
políticos paranoicos, idos de la olla, viviendo en un eterno régimen
nacional-catolicista, además de perseguir a los enemigos de la
unidad de destino en lo universal, perturban tanto el ambiente
político ajeno como el propio: Artur Mas es un traidor al pacto del
78 y hay que destituirlo como sea. Y también se sienten perseguidos
por invenciones sesgadas, fragmentadas y editadas: nunca olvidará
Jorgito las descalificaciones de 'arribista', 'oportunista' y
'caradura' cuando decidió hacer un trasbordo de la estación de UCD
a la de la AP de Fraga.
El
desprecio y la violación de los derechos del más o menos próximo,
es un mundo al revés para estos tipejos de la cosa política, un
mundo de ficción, desde el momento en que es desvelado y denunciado
el delito o el escándalo y se les sorprende en calzoncillos sobre un
brioso corcel 'escobado' vociferando y dando aspavientos con los ojos
en blanco, sobre las más elementales convenciones sociales,
arrojando saetas de engañifa, y estocadas manipuladoras:"la ley
de la selva es la ley del más fuerte; no creo que les convenga [ a
los independentistas] ir por ahí". Todos los recursos son
justificables para obtener su placer político-crapulento . Jorge
dispara, antes de preguntar, es pillado in fraganti, y como único
recurso en defensa de lo indefendible se arroga el papel de víctima,
de adversario político a destruir, de ofendido... porque: "
...mi plan de vida está muy próximo a la espiritualidad del Opus
Dei : ir a misa todos los días, rezar el Rosario, hacer un rato de
oración, otro de lectura espiritual...". En definitiva su reino
no es de este mundo.
Es
de una extrema gravedad que un Ministro sea investido caballero de
una orden de mamarrachos constantinianos...
Los
resortes del poder deberían servir para garantizar las libertades de
judíos, musulmanes, cristianos y toda suerte de autoexiliados , y no
para que sean pisoteadas por las botas castrenses del monseñor Juan
del Río y toda su tropa, de la que se desentendió, por extremista,
hasta el pastor alemán Benedicto XVI, i.e., el papa que fue muy nazi
y mucho nazi...pero sólo en la juventud.
Hay
cierto desquicio político que desordena y vuelve a alinear las ideas
de una forma tan antojadiza, que convierte al caballero de grisácea
figura en el único garante de la justicia que cabalga por la tierra
de regadío, blandiendo solvencias y verdades,escándalos y
desprestigios propiciados por redes patrióticas para acabar con la
horda subversiva. Ayudado en las pequeñas cosas, como aparcar el
coche, y en las grandes, como maquinar destituciones a la carta, por
su fiel escudero Marcelo, al que le dice también Ángel de la
Guarda, Jorge, el Ministro de Interiorismo es dichoso.
Nada
de esto debería ser propio de una España del siglo XXI, pero el
Noticiario Documental se impone por la fuerza de la gaviota viuda.
Por ello, los resortes, muelles y engranajes del Poder Popular, se
usan para movilizar un coche oficial con escoltas 58 kilómetros de
ida y otros tantos de vuelta, para que el ministro asista a oficios
religiosos al Valle de los Caídos. Las ideas son suyas, Ministro, se
le han ocurrido a usted. Todo lo que usted decida bien decidido está.
También se usa la maquinaria del Estado para lustrar y pulir los
monumentos de los vencedores que por orden de su caudillo obligaron a
reposar post-mortem y a la fuerza, a 35.000 víctimas de los 40 años
de paz, y donde Fernández Díaz al lado de su abad del alma armada
hasta los dientes,medita los 'caiga quien caiga' de la temporada, los
blancos de su labor de francotirador paranoico-cínico, y el grave
compromiso en que deja al propio partido al descubrirse indicios más
que diretes de la existencia de la Policía Patriótica, una especie
de Técnicos en Investigación Aeroterráquea (TIA) dedicados a
preparar informes apócrifos contra políticos catalanes a los que se
les ponía una camisita y un canesú de oficialidad.
Los
demás no me comprenden, no entienden que un hombre de fe como yo
ponga rumbo espiritual, de vez en cuando, al Valle de los Caidos, a
confraternizar con su ilustrísimo abad. Las acusaciones de conspirar
para delinquir son injurias, calumnias y estupideces de antisistema y
secesionistas.
"Demano
la dimissió de Fernández Díaz com a ministre i que es retiri de
candidat", Francesc Homs.
¿Es
que no quieren ver que soy un buen católico que participa en algunas
de las siete horas que mi venerada iglesia marca para el oficio
divino, al lado del mausoleo dedicado a santidades como Franco y José
Antonio, acordándonos también de las almas de esos miles de
despiadados rojos,desestabilizadores masones, judíos asesinos de
nuestro dios y esos descarriados cristiano- ateos en nuestras
oraciones?
"Fernández
Díaz no puede acostarse esta noche siendo Ministro del Interior.
Pedimos su dimisión inmediata", Gabriel Rufián.
¿Es
que lo único que todos pretenden es descontextualizar y sesgar la
verdad divina para satanizarla?
"Exigim
la dimissió dels responsables d'aquest escàndol, començant pel
Ministre de l'Interior.", Oriol Junqueras.
Para
el político que reivindica su eterna labor de Santiagueador
decapitante de infieles, las denuncias, conspiraciones y ofensas
públicas, son sufridas como cruces de hierro, heridas de la guerra
santa, en las que él mismo se ve como una víctima: “una
conspiración amplia, que ha elegido el momento adecuado y que tiene
la clara intención de hacerme daño a mí y al Partido Popular”
"El
ministro ha cometido un delito y debe dimitir como ministro y
candidato", Xavier Domènech.
Las
palabras de su abad de cabecera: ''la última víctima de la
reconciliación de los españoles'', referidas a José Antonio Primo
de Rivera, el fundador de la Falange, el NSDAP cañí, retroalimentan
su discurso 'paranoico acrítico', mientras su padre, teniente
coronel de caballería en el ejército y subinspector jefe de la
Guardia Urbana de Barcelona durante el Franquismo, y responsable del
internamiento de miles de personas en el Palacio de las Misiones, le
viene a la memoria llorona, mocosa y balbuceante.
Pero
Jorge Fernández Díaz sigue en su puesto, bien puesto y a mesa
puesta. Si siguió después de su affair con Rodrigo Rato, ¿por qué
no va a ser respetada esta PoPular y folclórica tradición de la
permanencia manque pierda? Las oraciones de su abad del Valle de los
Fascismos hacen que las lágrimas broten en el rostro del Ministro
del Interior, ojeroso,papicaido y ceñudo:
“Celebramos
este sufragio de hoy en recuerdo de tu hijo Francisco, que en su
testamento pidió el perdón de sus enemigos”.
Un
gobierno sensato no es aquel que persigue a sus rivales
políticos...tampoco es el que tiene por Ministro a un cristiano que
reza entre los suyos por la felicidad eterna y el perdón de los
pecados de José Antonio, el káiser de la Falange Española. Un
gobierno sensato no es aquel que da la mano a los defraudadores...ni
lo es el que tiene por Ministro del Interior a una grisácea
personalidad que hombro a hombro con los monjes benedictinos recuerda
a los caídos que descansan a la fuerza, sin colores ni banderas
desde el único mausoleo del fascismo cristiano de Europa.
El
político psicopático en la lucha barriobajera entre diversas
facciones políticas, utiliza las jugadas sucias, con violaciones de
la intimidad, y evita las inteligentes que implican discurso
ideológico y programático.
-Yo
puedo hacer la gestión con el fiscal general. Decirle: “Mira, hay
esto. Y mira a ver oye si esto tal… ¿no?”.
El
caso de la conspiración contra políticos catalanes independentistas
es un episodio más de la extensa narración Fernandiana, alguno de
cuyos capítulos más sonados en un pañuelo de mocos secos fue aquel
que profetizaba una Catalunya independiente como un infierno "pasto
del terrorismo y del crimen organizado".
La
mentiras, las falsas promesas se nutren parasitando de los sufragios
depositados en la urna en base a otras promesas y actitudes; el
prebendarismo y el amiguismo son el pan de cada día: una prima de la
mujer, la mujer, todas colocadas cuando D. Jorge era Delegado de
Trabajo en Barcelona, tres cuñadas, un hermano, dos hermanas, eso es
un colocón, y no una litrona de cerveza de marca blanca.
Toda
esta Política Psicopática y sus navajeras circunstancias,
refrescada en un nuevo escándalo, es justificada por el fin, que es
el de convencer al electorado, para tener carta blanca, pero en B,
durante al menos otros cuatro años más.
¡Zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz!
La
medicación y sus contraindicaciones me hacen delirar en las
tinieblas del dormitorio, y veo al Ministro Jorge Fernández Díaz,
vestido de negro, sin corbata, con un micrófono en la mano y un
peluqín repeinado en la cabeza cantando a lo Raphael:
''Escándalo,
es un escándalo. Siempre la misma rutina.Nos vemos por las cloacas,
Daniel de Alfonso y yo, evitando el qué dirán, para mejor
conspirar, mi cuerpo serrano no se acostumbra, a este maquinar entre
penumbras, ora pro nobis, que es más fuerte que un volcán de lava
roja y gualda''.
La
agitación del flequillo invoca a un ángel alado que entra en escena
vociferando: ¡Soy Marcelo, soy Marcelo y de tonto no tengo ningún
pelo! Pero al fijarme en el rostro del espantajo que recorre el
escenario, emplumado y colgado de un visible y tosco arnés, caigo en
la cuenta que se trata de la cara de Donald Trump.
Jorge
Phernández Díaz, llega a dar volatines sobre sí mismo, al tiempo
que canta, pasándose el micrófono de mano en mano en una suerte de
malabarismo imposible:
''Escondidos
de la prensa, mucho más no se puede continuar, por desgracia o por
fortuna, no dejaré de conspirar. Escándalo, es un escándalo. No me
importa que murmuren y que mi nombre ensucien por toditos los
mass-media, ahora no hay quien me detenga aunque no pare la lengua de
la sarracena sociedad''.
La
inoportuna caja de ecos que es mi cabeza, termina por hacerme
despertar, y sobre mi cama la tablet sigue encendida con el titular
de prensa y la foto del interfecto mirándome fijamente, como un
jugador de póker de Las Vegas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario