La Europa liberal en vez de promover la reactivación de la economía real que tan lenta es en eso de multiplicar capitales a corto, está aumentando las diferencias y las divergencias entre sus miembros por mor de la economía virtual.¡ Ah qué tiempos aquellos en que se nos presentaba a la Europa, Grande y Libre como la salvación frente a todas las ruinas, paros e indigencias de la sociedad occidental! Se nos presentaba así de forma repetitiva y machacona como un anuncio de detergente:¡ Una Europa, Grande y Libre!. Sin embargo su curriculum desmiente el lema publicitario: Europa siempre ha estado situada más cercana a los totalitarismos y las guerras.
La cristiana banca europea
hizo que trabajaran los artilugios financieros, de sobaquillo, con la
excusa de las oportunas 'necesidades objetivas' marcadas a fuego por
la propaganda mediática para la realización de sus planes
privatizadores/expoliadores. Y en esa tesitura nos hallamos, con el culo ya pelado.
Ahora nadie se atreve a
matar judíos como siempre se ha hecho a lo largo de la historia de
'esta unidad cristiana de destino en lo europeo'. Pero se nos está
presentando desde los mass media a la 'tele-invidencia', que esta
Europa liberal o neoliberal (llámesele a la cosa como mejor le venga
en gana al que leyere) ha prestado un gran servicio al desarrollo y
al progreso mediante la extirpación de los derechos sociales de los
no-judíos y de los pocos judíos que quedan en este continente
antaño antijudío, hogaño y a mayores, antisocial.
Pasamos de una asociación
entre estados iguales a un club/puticlub de acreedores y deudores.
En Europa los paises
deudores comen desperdicios, los acreedores degustan caviar, y todos
los representantes de las soberanias nacionales comparten la mesa de
las delicatessen, que no las del banco de alimentos. Los
representantes de la soberanía que come poco y mal, por obra y
desgracia de sus representados(que para eso votan a quienes votan),
son los que han aceptado los términos de la relación/contrato con los
acreedores, los que firman bajo luz y taquígrafos, una y otra vez,
que el futuro de los europeos unidos en la indigencia sea más que
nada sombrío. Esos europeistas de rostro avariento nos dejan ver que
el hombre que deposita un sufragio en una urna cada cuatro años,
vale su peso más en euros que en votos.
En la edad juvenil, del
bozo y del pavo, Europa efervescía de obras creativas en lo
científico y en lo artístico, Europa pensaba de forma
vanguardista...Pero como todo ser mortal (y no ha habido imperio que
no haya muerto), Europa ha envejecido con muchas guerras/arrugas de
odio de por medio, en una dinámica de padecer crisis tras crisis. En
la tercera edad en que nos encontramos, Europa niega ser vieja con el
peregrino argumento de ser joven, de que no necesita eurobonos para
combatir las arrugas de la crisis. La frialdad empírica es como un
espejo para el calvo que se siente melenudo: desvanecidas las
marejadas hormonales de la adolescencia, las tareas a las que Europa
dedica lo poco que de energía le queda son las adecuadas a los
individuos maduros tirando a podridos: organización administrativa,
tecnología y cansinez económica...De ahí el conservadurismo que
el mastodonte geopolítico ha contagiado a los individuos
cronológicamente más jóvenes.Jóvenes que piensan como viejos.
Hay quienes confían en un
elixir del milagroso rejuvenecer: un mutis por el foro de Alemania
del escenario del euro. Pero todo parece indicar que estamos en el
corredor del ocaso a que ha llegado la civilización del viejo
continente.
Europa, después de haber
destruido los regionalismos desde el siglo XV, ha abandonado su
status de burguesía, de universalidad, de forma de civillización
universal, para pasar a ser, de la mano de la acreedora Alemania, un
continente provinciano, que tiende hacia lo medieval, hacia un
aldeanismo eurocéntrico que no ve más allá de la linde de la
deuda, campo de labranza que sólo augura barbecho tras barbecho, si
no se decide por convertir a esa mala hierba en eurobonos.

El egocentrismo europeo o
eurocentrismo, con o sin conciencia de esta patología, está
transformando una cultura universal en länder-aldeanil, pese a su
disfraz mercadotécnico de modernidad y globalización. Está
convirtiendo el liderazgo en caciquismo. Y al viajar a través de la
actual Unión/Desunión Europea, uno parece navegar en círculos y a
la deriva, todo se repite con una familiaridad desesperante: esto de
la prima de riesgo ya me parece haberlo oido antes...y ,lo otro de la deuda y lo de más allá del déficit público... Los europeos
nos estamos desenvolviendo durante estos años como por el patio de
una prisión, (una prisión, irónicamente en lo económico,
'liberalista') : un par de vueltas alrededor del suelo hormigonado y
después otra vez a la celda.
¿Europa ha muerto?
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