El
artículo 143 del Código Penal debería ser como un bate de béisbol
en los dientes de la banca: 'el que induzca al suicidio de otro será
castigado con pena de prisión'. Por lo menos debería servir para
darles dentera de por vida cada vez que le incaran algún incisivo a las delicatessen que se meten entre pecho y espalda.
Porque valiéndose de las circunstancias más despreciables ellos
han impuesto una muerte traicionera a unos ciudadanos
amenazados de desahucio.
Frente
a los nidos de ametralladoras de la banca, la mayoría se atrinchera
en refugios cavados, mientras sus casas son pasto de la artillería.
Pero hay unos pocos que abandonan la trinchera y avanzan a campo
abierto acabando atravesados por la munición. Son los héroes que
emprenden esa expedición en la que ningún ser mortal podrá nunca
sobrevivir. Quien usa del término cobardía para referirse a estas
muertes es digno de ser calificado como un hijo de puta. Estas
personas han caido en combate y son pues merecedoras de respeto.

Suscribo
parcialmente las palabras de Nietzsche: "Quien se elimina
realiza algo respetable; quien hace esto, casi merece vivir".
Digo parcialmente, porque yo cercenaría de un machetazo el 'casi'.
El artículo 143 del Código Penal debería servir para que el Parlamento recordara que los camaradas muertos, contribuyeron con sus aportaciones dinerarias al reflotamiento de los bancos que les han ametrallado cuando iban desarmados... El enemigo no tiene piedad. Al Parlamento se le supone ser el 'representante' de la soberanía popular; y se le supone estar en el mismo bando que el de los dos 'representados' muertos.
El artículo 143 del Código Penal debería servir para que el Parlamento recordara que los camaradas muertos, contribuyeron con sus aportaciones dinerarias al reflotamiento de los bancos que les han ametrallado cuando iban desarmados... El enemigo no tiene piedad. Al Parlamento se le supone ser el 'representante' de la soberanía popular; y se le supone estar en el mismo bando que el de los dos 'representados' muertos.
Yacen
en mi memoria, estos camaradas fuertes, que al extremo de la muerte
llegaron. Yacen en mi memoria para que la parca de mierda no se
apunte la victoria y se muera de asco.
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