sábado, 15 de septiembre de 2018

EL SUFIJO DEL DOLOR ES LA LUZ


¿Cuándo sentí dolor? ¿Cuándo tuve que sufrir?
¿Nunca hubo luz?
El dolor encogía al espíritu,
hasta la más punzante pequeñez.
Enmudecía de aquel modo
y en los oidos aullando,
aquella algarabía de bichos
del jardín de espinas sonoras.
En el campo de batalla,
humo, moho y enfermedad
enmerdantes
de la voluntad.
No había un solo hierro
al que aferrarse,
todos eran blancos, ardientes
masticadores de la paz.
Veo aquellos cuándos
eternos, imponentes,
desde mi actual trinchera
enferma
de hasta cuándos.

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