Al censado, donde no le entra la polla le entra el sobre... mientras haya orificio, no distingue: ¡ Es la fiesta de la falocracia!
Ilustración de Edu Barbero
domingo, 25 de septiembre de 2016
sábado, 17 de septiembre de 2016
¿USTED ES PARTIDARIO DE TERCERAS ELECCIONES O DE CASAS DE PUTAS?
La
buena ley se hace sin dejar de observar la realidad, por más
dolorosa que sea, y no según las concepciones subjetivas y
caprichosas de este o aquel personaje. Hay una cierta nostalgia de la
'lex', establecida por convención, por el 'ius', salido del parto de la
naturaleza. En estos casos el caprichoso y el improvisador se
reafirma en que su ley no es fruto del capricho, de la coyunda de amiguetes o la motivación
circunstancial, sino de la necesidad iusnaturalista. Y nosotros, los legislados,
nos damos cuenta tarde de que estamos en un mundo muy diferente del
que nos hacían creer en un principio.
Nos
dimos cuenta demasiado tarde de que el Real Decreto del Ministro
Soria por el que se regulaba el autoconsumo energético pretendía
imponer por los santos cojones del oligopolio de la energía negra,
un modelo energético del pasado basado en las energías fósiles y
el mantenimiento del consumidor al margen de la generación de
energía.
El diputado del
Grupo Parlamentario Popular y presidente de la Comisión de Justicia,
Alfredo Prada, fue uno de los que nos hizo creer en la buena nueva de que sin la reforma
de la Ley de Seguridad Ciudadana determinadas conductas, hasta hoy
delictivas, quedarían impunes y sin ningún tipo de sanción. E
insistía Prada que esta ley no era un capricho del gobierno...¡Arriba España! Y nos dimos cuenta cuando ya era demasiado tarde.
La LOMCE concitó
el mayor rechazo conocido a una ley educativa en democracia . Una ley
con caprichillos como una contrarreforma segregadora e
intervencionista, la ausencia de una memoria económica creíble ,
una ley “generadora de conflictos” entre administraciones,
comunidad educativa, dentro de las aulas y las familias... Pero
cuando pestañeamos un poco, nuestros votos y abstenciones sirvieron
una vez más de rúbrica y promulgación a las ocurrencias de estos legisladores
pervertidos, tarados y amorales. También tardamos en tropezar en la cuenta.
Nos creimos,
porque nos dio la gana, que una ley incluyera las corridas de toros
como “patrimonio cultural inmaterial de la humanidad”. Una vez
más, nuestra patente de corso sirvió para que equipararan el negocio
y el vomitivo espectáculo del sufrimiento, la tortura y la muerte del astado en los ruedos con la pacífica trashumancia, el silbo
gomero, la sardana y otras manifestaciones de la idiosincrasia de
los pueblos y pueblicos de esta berlanguiana piel de vaquilla
picoteada y despellejada por los buitres, que es España .
El libro gordo
del PP enseña que el legislador se aprovecha de la ignorancia de la
audiencia y televidencia para suscitar controversias cuya resolución
sólo a él le reportan beneficio y no al espectador narcotizado con un despreocupado abandono: crear cortinas
de humo, zurcidos y remendados jirones de absurdo, que protejan de la vista farsas legislativas a la carta de
unos pocos lobos (con perdón de los respetables cánidos), lobbies y
oligopolios.
Cuando los
elementos superiores de la sociedad abdican de toda iniciativa y se
dejan llevar y traer por los 'grandes empresarios' de decrépitos
glandes y ajadas vergüenzas alicaídas, cediéndoles esa iniciativa
a cambio de estipendio; cuando se desenvuelven gubernativamente como cuerpos flotantes entregados a la corriente
que discurre por los acueductos hormigonados de las grandes corporaciones- algo que evoca el fracaso del movimiento y el éxito de la inercia que ha causado esa abdicación-; antes estos 'cuandos' a los perjudicados, los mal
administrados, las cabras montaraces que no rebaños de estúpidas
ovejas y carneros, sólo les queda la tutela judicial, si tienen
acceso efectivo a ella...Siempre que el pago de una tasa no
condicione el acceso a la jurisdicción o la obtención de dicha
tutela....Tiene tela la cosa que el El Tribunal Constitucional se haya pronunciado en
su día acerca de la aplicación de dichos ''gallardos'' gravámenes,
afirmando de forma harto motivada que vulneran el derecho a la tutela
judicial efectiva...
Los juegos malabares, las exhibiciones en monociclo y los trucos de ilusionista del PP, rodando y quebrándose por el suelo del duro terrazo judicial... ¡Qué hostia, qué hostia! Doblemente dolorosa, cuando el establishment estaba acostumbrado a hundir sus tacones en una gruesa, acolchada y amortiguadora moqueta confeccionada con leales sufragios y estúpidas abstenciones.
Los juegos malabares, las exhibiciones en monociclo y los trucos de ilusionista del PP, rodando y quebrándose por el suelo del duro terrazo judicial... ¡Qué hostia, qué hostia! Doblemente dolorosa, cuando el establishment estaba acostumbrado a hundir sus tacones en una gruesa, acolchada y amortiguadora moqueta confeccionada con leales sufragios y estúpidas abstenciones.
El exceso de
abstracción ideológica lleva a alejarse de los pies olvidando la
circunstancia. El exceso de pragmatismo y concreción políticos, lleva a ahogarse
a uno en el lodo por la exageración de lo particular, lo pragmático. El
que de uno o de otro se haga norma de vida, punto de referencia y
paso obligado, como un puticlub de carretera,
para la resolución de los problemas, ha sido y es la causa
principal del estancamiento y la ruina del pais. Un repaso de los
abstractistas, los salvadores de la patria y las altezas serenísimas
que en realidad son sucedáneos de excepcionalidad, falsificaciones
de singularidad, y tocomochos de infalibilidad, ruborizan a la
conciencia como a un pueblerino adolescente en su primera vez ante
una golfa de una casa de putas.
A
Margaret Thatcher
se le atribuye una frase ingeniosa muy repetida en los años 80: “Ser
poderoso –sostenía– es como ser una dama: si tienes que decir
que lo eres,
es que no lo eres".
Martínez Maíllo, que también orina de pie, repitió hasta el
regüeldo sobre la corrupción: "Unos pocos que nos
avergüenzan no representan al PP". De tanto decir que ''unos
pocos'' no representan al PP... En verdad lo que les gusta a los
pragmatistas es estar bien alimentados y que les soben las
vergüenzas... y que los militantes les aplaudan, aún con la mierda
al cuello, esos concretistas, corruptos, una versión delictivamente
viciosa de los postulados de Theo van Doesburg, liberados de
cualquier relación simbólica con la sociedad y dedicados al cultivo
del dinero en el propio ombligo con infinita paciencia .
"Me
he llevado de todo, dinero y caja y comisiones. Era un yonqui del
dinero, casi todo el mundo está en movidas",
dijo Marcos Benevant, ex gerente de Imelsa, la que fue empresa
pública de la Diputación de Valencia, otro de ''esos pocos''
mamarrachos y farsantes que de repente vio una luz nebulosa flotando
por el Ganges y se travistió de iluminado gurú oriental.
"Y
como todos los que salvan al pueblo de sí mismo, ha venido con la
verdad del Mesías, repartiendo carnets a unos y enviando a otros al
ostracismo" decía Pilar Rahola de Pablo Iglesias. "Éramos
pocos y ha llegado
un salvapatrias".
Un neopatriota, arrimando siempre el ascua a su sardina.
El repaso de
ambas cubiertas, la de a babor y la de a estribor, -y que cada cual
les arrime el color y las siglas, las camisas de Alcampo o las del Corte Inglés, a la de su predilección-, resulta esclarecedor.
Los
que todo lo resuelven con dialécticas, chácharas y palabras
voladizas, han hecho de esta habilidad filantrópica, el dientes, dientes, todo por el electorado y para el erecto lado de la política, arma del
corrupto, pervertido y sociópata, trocando la resolución en enredo.
Así ha degenerado la política ... o se ha regenerado la prensa.
“Deberían saber (las empresas o los partidos políticos, que tanto
monta, ambos tienen las arrobas bien cumplidas) que la
filantropía no las hace tener valores y ética. Usan la filantropía
como excusa o para pedir perdón por sus actos inadecuados” -
espetó sin caridad ni consideración alguna Dezsö Horváth.
Una filantropia canalizada para el medre, el mejore, engorde y
disfrute de nuestras vidas y las de nuestros donantes PPopulares...
Los Gobiernos
que se han rodeado de este tipo de palmeros y consejeros del desvío distraido de dinero, han hecho
como que escuchaban serenamente las voces de la opinión con la mano
política sobre la mesa, y han respondido a las necesidades reales de
los actuales tiempos con la mano bajo la mesa, la que trapichea
sobres o fajos desnudos sin ensobrar.
Los
palmeros empezaron a aplaudir, y el alcalde se volvió hacia ellos y
hacia los fotógrafos, sonriente y haciendo el signo de la victoria
con la mano.
-¿Pero ese no es
el que ha trincado dinero?
-Sí, sí...pero
¿a que es muy simpaticón y tiene cara de buena persona?
Aunque sea
politicamente incorrecto y hasta escandaloso para los
media-mercenarios, es muy higiénico el ejercicio de la purga, para
desalojar las bacterias nocivas del tracto intestinal y no dejar
seguir la cosa hasta que sólo la quirúrgica amputación intestinal
puede salvar la vida del paciente. La única forma de purgar al
sistema es desenmascarando a quienes dicen pensar igual a ti sin ser
cierto.“La política es el paraíso de los charlatanes.(George
Bernard Shaw )”. Y de los que cortan el bacalao con cuchillo de
palo, como Marco Aurelio: ''si quiere acertar a regir, y gobernar el
Príncipe, y superior, no sea codicioso en adquirir, si soberbio en
el mandar, ni ingrato a los beneficios, ni sordo a los agraviados,
esto así cumpliendo, tendrá a los Dioses en las manos, y a los
hombres en el corazón''.
Pero parece que a
todos les conviene la obstrucción intestinal: son tan machos que no
transigen en el introducir líquidos al recto y el colon a través
del ano... Y los candidatos que la han cagado se quedan en el mismo sitio, con las mismas maneras y las mismas posturitas. El indulto de delincientes de cuello blanco con españolista
carné del PP y catalanista de CiU tan sólo ha servido para que los
medianamente honrados estén peleando en el retrete con los
retortijones de una lavativa administrada por lo militar y a la
fuerza por los golfos estreñidos.
''Con los codos en las rodillas
y las manos en el mentón,
espero pacientemente
la salida del mojón'' -Anónimo inomrtalizado en un WC.
''Con los codos en las rodillas
y las manos en el mentón,
espero pacientemente
la salida del mojón'' -Anónimo inomrtalizado en un WC.
La lucha electoral de los viejos
y nuevos caudillos políticos, la reyerta entre los estadistas con
visión de futuro pero administradores desleales y los políticos
prácticos, técnicos en el administrar pero miopes en la visión de
estado...y los terceros en discordia y a garrotazo limpio, aquellos que planifican sabiamente y administran
apariencias para robar más tiempo y mejor, salpican los titulares de
sangre, sudor y lágrimas de un cocodrilo que nada en aguas revueltas cuando le viene del higo, porque tiene siempre un salva-antecedentes-penales que se llama indulto... El indulto gubernamenteal
es una puerta giratoria pseudojurídica: El Gobierno indultó en su
día a uno de los suyos, a Tomás Gómez Arrabal, ex alcalde de la
localidad malagueña de Valle de Abdalajís, del Partido Popular,
condenado por delitos continuados de prevaricación urbanística
entre 2001 y 2004.
-Lo hacía sin
mala intención, pobrecico, en el fondo es bueno.
También fueron
indultados, en relación con este caso, los ediles que acompañaban
entonces a Gómez Arrabal, Antonio Pérez Postigo, Fermín Muñoz
Armero y María Teresa Mesa Pernia.
-Pero si tienen
cara de no haber matado una mosca en su vida.
La escabechina valenciana también se los ha llevado a todos por delante en el 2016.
Parece
que todos fingen seriedad en público: "No vamos a defraudar a
nuestros siete millones de votantes. Nuestro candidato es Mariano
Rajoy, que es el que ganó las elecciones" ; mientras,
carcajéanse en privado del incumplimiento de casi todas y cada una
de las obligaciones contraidas. El presidente del Gobierno,
Mariano Rajoy, llegó al aeropuerto de Manises a tiempo para piropear a Alberto Fabra y Rita Barberá en el histórico y multitudinario
mitin de los populares valencianos
en la plaza de toros de Valencia, sentado en los cómodos asientos de un jet
privado cuyo alquiler alcanzaba los 10.000 euros por cada hora de
vuelo. El Partido Popular decidió abonar la tarifa para un día
completo: 15.400 euros, carcajeándose de la austeridad y el
repartimiento de sufrimiento entre todos los españoles, ellos que
son muy españoles y mucho españoles y hacen 'coshash'... en dinero
negro...y si no hay más remedio en dinero legal.
Los ministros en
funciones pronuncian sus mentiras en funciones con una sonrisa, hasta
en público, para no despertar al monstruo de las fiscalizaciones externas presto a meter mano a su decidir y actuar con absoluta arbitrariedad y
prevaricación... Mientras los gobiernos municipales del PP, por lo
bajinis y a lo pitufo, otorgan licencias urbanísticas cuando los
servicios técnicos constatan contradicción entre la ejecución
del proyecto autorizado y la licencia previa .
Los resultados
electorales les han dado alas...unas alas muy vigorosas como las de
las pequeñas aves de rapiña, que las facultan para volar durante
mucho tiempo y descansar en la atmósfera, sin tocar el suelo, donde
les espera el severo juicio del pedestre.
Marchan 'los gaviotas' en
busca de fuerza moral que afiance su poder; quien dice fuerza moral, dice
fuerza electoral para seguir ejerciendo con una carta blanca la
fuerza coactiva del control social, donde la cultura de la
argumentación ha sido barrida y almacenada bajo las alfombras
palaciegas, y el amor al bien común es un 'gagbang' al electorado.
El
engaño ha funcionado dos veces. Los españoles han premiado la
corrupción y el opusdeismo del PP con más escaños, gracias en gran
parte al aumento de la abstención. Los que ya nada piden y ya nada
ambicionan, sino sobrevivir, les han regalado un cheque en blanco,
una libérrima disposición de su sufragio en un último acto de idiocia, a los defraudadores de talonario y sobre anónimo.
No hay
dos sin tres, y sin son ciertos los pronósticos de abstención,
Rajoy va a recibir jamones, escaños, chuches y alcachofas a
calderadas, gracias a una abstención tan valiosa como el voto de un
militante de la gaviota viuda.
jueves, 8 de septiembre de 2016
VOTA IDIOTA
Achaque es de todos quejarse de la
injusticia de la almorrana encontradiza (en sentido metafórico
también: el candidato hecho gobernante astringente).
El pueblo español premia con votos al ladrón que ladra muy español y mucho español en detrimento de la víctima del expolio, exfoliada hasta la carne viva y sangrante. ¿Francisco Camps!. ¡Presente!
Un voto que multiplica la miseria y
atrae más pulgas a la flaqueza. ¡Ricardo Costa! ¡Presente!
Los responsables de la ruina de la
clase media y trabajadora de un país son laureados. ¿Carlos Fabra!
¿Presente!
No sólo hay que soportarlos,
cobijarlos, pertrecharlos, sino que hay pagarles los vicios con
nuestros votos. ¡Mariano Arévalo! ¡Presente! ¡Ponme la penúltima!
¿El que más roba es el que más
sufragios recibe de las víctimas del naufragio social? ¡Mª Isabel Peces-Barba! ¡Presente!
¿O el que más sufragios recibe es al
que más fácil le resulta robar a los náufragos? ¡Jaume Matas! ¡Presente!
Sólo en manos de los electores está
la decisión de no votar a corruptos como Gerardo Pèrez García o
Teresa Roca que nos eruptan con su sola presencia, para evitar que vuelvan a legislar impunidades y
saqueos.
Porque el 'muérete y serás' sólo le
es aplicable al de escalafón más bajo. Nuestros representantes en
eso de la soberanía, son, y son lo más de lo más, mientras viven y colean...pese a portar en su mayoría unas colas mortecinas.
LA DESVESTIDURA DE LA CORDURA ES LA INVESTIDURA DE LA LOCURA
Cuando no hay pacto entre los
propietarios de una modesta comunidad de vecinos, no se puede esperar
armonía en las altas esferas, ni acuerdos de gobernabilidad, ni
adhesión incondicional a las invocaciones para arrimar el hombro
con el fin de salir de la crisis.
Desde las esferas de la transición, se
establecieron de manera implícita unas reglas reguladoras de lo
admisible en política, entre las cuales la expresión 'regeneración
política' era ciencia ficción de serie B. Acerca de las familias en
paro y a las puertas de la pobreza, de los jóvenes obligados a
emigrar a lo Paco Martínez Soria, la transición nunca contempló
transacción alguna al respective.
Y esa regulación de un blanco y negro
postfranquista, limitaba las posibilidades de la acción política de
forma y manera que los límites del latifundio quedaban reducidos a
una fuerza representativa de la derecha y otra de la izquierda,
alrededor de las cuales se limitaban a orbitar intereses de partido,
líderes de moda y formaciones políticas minoritarias llamadas a
palacio sólo cuando uno de los dos colosos no conseguía una
mayoría absoluta.
Las convocatorias electorales siguen
saliendo al módico precio de 130 millones; más o menos, lo que
cuesta construir y equipar un hospital comarcal... Hospitales por los que suspiran
una clase media empobrecida y enferma, así como una población, aún más
desafortunada, empujada a los arrabales de la exclusión sanitaria.
A la tradicional comunidad política de
propetarios de la soberanía popular se han sumado nuevos miembros
con las bocas llenas de conciliación familiar, inversión de las
privatizaciones en sectores estratégicos para la sociedad, blindaje
del estado de bienestar, que se han quedado en bla-bla-bla y con el culo aireando pelos infectados... Pero los estatutos de la comunidad aún no
han sido modificados, y las reyertas por el uso y disfrute de las
zonas comunes por parte del nuevo vecindario, las degradación de
valores en que estamos sumergidos, el fregado de la escalera de las
sucias manchas de corrupción y fraude fiscal, el pago equitativo de
los seguros por sacrificios sobrevenidos y deceso de las rentas,
salpican de tinta, consignas, argumentarios, falta de convicción y de
náusea por la empecinada irreconciliación, el nuevo mapa político;
salpicaduras que han sabido coger al vuelo y sacarle rédito los
cartógrafos acreditados con un carné de prensa.
Mientras tanto, tan sólo podemos
esquivar las deyecciones de las gaviotas, que siguen arcaizando la
modernidad, anatemizando el 'interés común' de comunista
sanguinario, travistiendo la solidaridad en caridad, distribuyendo
las cargas entre los ciudadanos y los dividendos entre los
idolatrados empresarios que 'dan empleo'. Las deyecciones, en su fluir
fecal, dejan un hueco por manchar, que es lo que se ha acordado por
llamar, esperanza en el futuro.
La ley de propiedad política horizontal sigue siendo una quimera...la sombra de la ley de propiedad política vertical, sigue siendo alargada, como la de la cruz del valle de los fascismos.
''Frente a este muro, labrado en piedra,
lloraba mi triste culo, lágrimas de mierda'' -Anónimo, obra apócrifa inmortalizada en un retrete.
lloraba mi triste culo, lágrimas de mierda'' -Anónimo, obra apócrifa inmortalizada en un retrete.
miércoles, 27 de julio de 2016
UNA BORRACHERA DE 26 LITROS DE JB HAN SIDO LAS ELECCIONES DEL 26 J
El Estado, en lamentable estado etílico, a medio año finiquitado,
apenas ha dejado huella de gobernación, ni siquiera desvirgado lo han,
porque fiel a los manuales de beatonas, no ha sido invitado al altar del
matrimonio para ser desflorado. Aunque parece oirse como el soniquete
de un colchón de muelles en pleno trajín:
“mil, dos mil, tres mil, quatremil….dotze mil; dos milions de peles”.
La derecha ha resistido al desgaste con piedra pómez de la izquierdísima trinidad venida a menos, a menos de tres. Y le echan los perdedores, trinando, las culpas del gatillazo a la intransigencia y a la incontinencia personalista, a la falta de acto del pacto. Pretendían disipar las líneas rojas y los vetos a soplidos y han acabado silbando ‘El puente sobre el río Kwai’.
La cultura del pacto padece de orejas de burro, de déficit, pero no como el déficit de secreción de hormonas de la corteza suprarrenal que en la juventud dota a la mujer de agilidad, nerviosismo y delicadeza, no. El déficit que nos ocupa tiene como efectos secundarios torpeza, languidez, pachorra y zafiedad… el paciente es el partido que ni gobierna ni deja que gobiernen los que no aceptan vivir bajo la sombra de la gaviota; también lo padece una oposición, que por la izquierda aún no se ha recuperado de su mitosis estructural: escisiones, primarias, amancebamientos improvisados… Todas estas carencias han alimentado meses de gobierno en funciones, con dos cojones: los del estado de derecho algo torcido por torticeros lastres cargados a un hombro… Qué sonrisa forzada dibuja la boca al recordar aquello de ‘arrimar el hombro’.
El acontecimiento político más prometedoramente trascendental, y después de metido, nada de lo prometido, sino una mortal decepción por verse el sueño irrealizado y la desesperanza abonada y revitalizada ante otro futuro de incertidumbre y sobras frías para engañar al hambre, han sido las segundas elecciones del ‘veintiséis jota’, que han servido para lo mismo que las primeras: para que la incapacidad de dar respuesta al nuevo mapa del tesoro político donde las mayorías y las alternancias ya son historia, vuelva a hacerse un hueco, otra vez, en el día a día de la crónica política. Pero donde la preocupación y el abatimiento social siguen escalando nuevas cimas, mientras los ciclistas de la política pedalean para ver quién cruza primero la meta de la Moncloa, el paraíso del trapicheo, del menudeo y del mamoneo presupuestario. Y los empresarios siguen contando billetes distraidamente y en voz alta para no equivocarse, todo sea por el rigor económico y la austeridad.
El veintiseis-jota tiene la culpa de todo, esas elecciones que ni han recolectado razón ni justicia, porque el precio no ha sido en valor igual a la cosa que nos han vendido y los sufragadores han preferido quedarse en casa en una cantidad mayor que en las erecciones invernales.
“Mil, dos mil, tres mil, quatremil….”
Ahora todos tienen prisa, pese a la victoria, porque ya tenemos bien sabida la letanía de que todos ganan aunque sea rebuscando victorias entre las ingles de los arcanos. Hay prisa por el miedo a que una tercera convocatoria le siegue el cuello al que tan azarosamente lo ha salvado en la segunda. Y otros no disimulan impaciencia por sentar sus posaderas en los sillones del privilegio por antonomasia…el guión ni siquiera ha sido retocado desde diciembre, sin adaptaciones, clavadito tú.
La apremiante necesidad que exige el país de ser gobernado no hace ascos a los apoyos ni a los criterios que se les presenten, ni a que los partidos cambien o maticen sus posicionamientos. 130 millones son 130 millones, aunque no sean de comisiones ilegales de proveedores distribuidas entre los miembros más selectos, responsables y honrados del partido que gobierna en funciones y hasta del que funciona sin gobierno; millones de nuevas indefiniciones, incertidumbres y elementos de confrontación que empujan a la turba para incinerar a más de un político en la pira en cuanto se descuide. Y los proyectos de ley y presupuestos generales del Estado sin estrenar.
Los partidos políticos más destacados en las elecciones nos ofrecen, con pocas diferencias aritméticas, análoga situación a la que ofrecían en la anterior convocatoria: tiras, apropiaciones indebidas, aflojas, fraudes fiscales, afloja tú si eso…, falsedades documentales, reuniones, declaraciones, ‘Marisas Gallero’ tirando de la lengua a tesoreros, maquillajes financieros y contactos… entre adultos (Soy muy abierto políticamente y dispuesto a todo.Dante y tomante. Ni cobro ni pago. Puro vicio).
Todo se parece un poco a lo de ayer: las rondas de vinos, las rondas de contactos, ‘aspiraciones a’ y suspiros de España. Pese a la concentración y conjunción planetaria de siglas, personalidades, personajes y agrupaciones de grupos antes emancipados, hoy amancebados y haciendo corazoncitos, la sombra de la convocatoria invernal sigue siendo alargada…Hay partidos separados los unos de los otros más por cuestión de marcas y márketing que de principios o coincidencias ideológicas: varios partidos por la derecha y otros tantos por la derecha que se hablan lo justo.
Pese a los buenos augurios que se le videnciaban a algunas concentraciones, los resultados sólo han revelado su fracaso. Los pagos en B de donaciones ilícitas han sido vitoreados por un electorado de película de Berlanga, lo que evidencia que las coaliciones sólo se avienen bien si son para el robo, el hurto y el descuideo. El comunismo socialdemocratizado ha coseguido reclutar titulares y trending topic más por efecto de la publicidad televisiva y el sermón evangelista extendidos por artifical, medido y deliberada estrategia, que por las virtudes de su doctrina, aún por evaluar.
La imperiosa necesidad de alcanzar acuerdos que permitan la gobernabilidad del país y eviten una tercera convocatoria electoral puede terminar en un nuevo remake de ‘desvestidura’ que deje a las mentes preclaras de este país con las vergüenzas al aire, colgando, como espadas de Damocles de variopinto centimetraje.
Un partido de los nuevos, anaranjado como una bombona de butano de las de antes, de las del monopolio, ahora una de las empresas con puertas giratorias, persiste en la idea de agrupar en torno suyo, (complejo de gallina con polluelos psicológicos) a aquellos elementos constitucionalistas, ‘pesoistas’ y ‘pepeistas’, ansiosos de reformas, con la pretensión de garantizar el triunfo de las medidas de modernización y justicia social compatibles con la unidad de España, la responsable civil subsidiaria del fraude de sus gobernantes, pero que está de vacaciones, aireando lorzas y aliviando resacas de sangría calenturienta… guiñol y esperpento.
Casi antes de ayer, en el siglo XX preconstitucional, la bandera enarbolada era la del ‘orden’ y la de la ‘unidad de destino en lo uiniversal’; hoy están de moda más los banderines que los banderones, pero con el mismo regusto rancio en los lemas cañís.
Todos, los castosos y los casposos, son herederos del Sr. Maura, herederos de sus palabras: ‘la revolcuión de arriba a abajo’, pues todo lo revolucionario, lo reformista y lo regenerador se va a hacer desde las ‘montañas nevadas’ sin rasguños ni contusiones; mientras los rostros exangües de a pie y paso de cebra, que han dado plenos poderes con su voto de representación, pinche y corte tetranual, deben limitarse a ver, oir y asentir a todo aquello que les predican desde los púlpitos de las empresas de comunicación… y rendir genuflexión a las redes corruptas de cobro y reparto de comisiones ilegales, si se tercia. ¿Y los referéndum? El referéndum es una revolución desde abajo, está estigmatizado, es ETA, así que no lo mente.
Pendiente o no de Gobierno, o de nuevas elecciones, si le esperan a España nuevas decepciones, traiciones y usurpaciones marcadas de nuevo por un reparto desequilibrado de los sacrificios por el ‘bien común’ (toma patada en la boca), o le esperan alegrías, dichas y serenidades que dieran lugar a una persecución sin cuartel de la corrupción, de los déspotas incorregibles y el fraude, eso sólo el tiempo lo ha de decir cuando le venga en gana, bien en una rueda de prensa o desde un plasma… un plasma como esos que permiten acceder al conocimiento de la información que a mí me parece, la cultura que a mí me gusta y sólo lo guapo de la actividad administrativa más próxima a la gaviota viuda; sí, sí, un plasma preparado para sintonizar proyectos televisivos-paelleros como los del popular Alfonso Rus, el contador de estampitas del Monopoly.
Tras el voto del pueblo al partido de la corrupción uno se para a pensar, mientras fuma, el que fuma, mientras se deleita en el olor de la hierba cortada, el que vive en el campo, mientras pasea por la sombra el urbanita, hasta mientras defeca con el bote de champú en la mano y la mirada perdida en el infinito del azulejo que un día dejó de ser blanco, el que goza de regularaidad ventral: demasiados meses de consignas, de tomas de declaraciones, demasiados visionarios entre charlatanes y libertades bajo fianza, demasiadas intolerancias, imputaciones, radicalismo, falsas solvencias, desviaciones de dinero público, inmundicias, hombres de paja, declaraciones estereotipadas hasta aburrir a los cantos rodados, riadas de aguas políticamente sucias y escasa convicción en los argumentos diferenciadores entre fuerzas políticas supuestamente afines.
Para los partidos y para los medios de opinión informativa, es costumbre considerar al electorado como el rey absoluto de la fiesta de la democracia, a quien es necesario hacerle ver que se le sirve con mucha adulación y muchos dientes blanqueados…también hay tradición en darle la razón en casi todo y nunca discutir sus fallos: la contraria se la deben llevar los intérpretes de esta función teatral, de acuerdo a lo escrito en la obra por los autores y a las anotaciones del apuntador de turno… Desde las tablas dicen los actores suspirar hondamente porque florezca la flexibilidad, generosidad y propensión al entendimiento que abría sus pétalos en los años 70… ni se mentan desde ese ‘tablao’ las asociaciones ilícitas, cohechos, falsedades documentales, prevaricaciones y malversaciones. Guillermo Cabrera Infante en sus divagaciones sobre La Habana, echando humo habano por las narices, afirmaba por intermediación de su mano libre, que la adulación llevaba al adulterio, y debe ser cierto, porque esta pesadez de cabeza que soportamos no creo que sea por un brote de inteligencia sobrevenida.

Tras el resultado de estas elecciones, acaso más que nadie, sea él, el electorado formado por millones de familias españolas en paro y a las puertas de la pobreza, un fenómeno acultural digno de estudio y en gran parte digno, al alimón, de censura en tanto que colaborador de los errores, tergiversaciones, faltas y delitos de sus representantes, al otorgarles la confianza para seguir gobernando con el cadáver de la corrupción aún caliente. Los políticos son lo que son, meapilas con ansia viva por controlar instituciones para su medre, porque su privilegiado contrato es renovado por los electores para que sigan blandiendo su arma de jodienda: el BOE.
No falta quien sostenga que, pues el electorado es el que vota, es dueño de imponer su caprichosa predilección por lo irracional de las tramas de sobornos, malversaciones y blanqueo a las minorías… Quien suscribe prefiere que el sostén sostenga dos tetas como el gusto y el sentimiento ético de la vergüenza, que son susceptibles de educación, y que, bien masticadas e instruidas al electorado que hoy divierte su orgullo y su brío revalidando a una trouppe de ridículos y una mojiganga de extravagantes políticos arrimados a la corrupción, pueden mañana deleitarle con un buen sermón, una intachable filípica y una reprimenda electoral dirigida a los hoy absurdos, obscenos, inmorales y dañinos.
Falta esa persona que desde la autoridad y prestigio avalado por una obra contrastada y depurada por todo el mundo , es decir, despojada de toda fama añadida y autoridad jerárquica, emprenda la crítica con todos los signos de puntuación sobre las decisiones erradas del electorado. La finalidad de esta crítica debería ser la de hacer grande beneficio a la Política con Pe mayúscula , arrebatada a fecha de hoy por la demagogia, el populismo y los medios de opinión informativa/deformativa de la Pe popular que adjudica obras y actos públicos a los camaradas…
Debería ser también esta crítica destinada a crear un basamento de inspiración armónica, tarareable, que influyera en el razonamiento y no en la víscera: la aprobación y el rechazo de una fuerza política, hoy en día y vistos los resultados, no es más que la suma de corta-pegas de la opinión de ciertos tertulianos, que fallan por imprecisión, que rezuman prejuicios y holgazanería, ajenos al ejercicio del empirismo, que son contrarios al sentido común y funestos en su resultados para con los sentimientos ajenos. Mientras tanto, el exagerado peloteo, cepillo y adulación, desde la propaganda política, tapona los oidos de los representados.
La sentencia de las urnas, ese jurado de metacrilato, mediante la cual se aprueba o rechaza una opción política, no es más que la suma de opiniones individuales; individualidades influidas por prejuicios propios o impuestos y prosaicas preocupaciones ajenas a la política, al gobierno de lo común, ajenas a la justicia social, la igualdad y la aplicación de un reparto equilibrado de sacrificios
Por eso el respeto exagerado al público es una adulación comparable a la que los palmeros hacen al gobernante inepto, con la sola finalidad de mantenerse en ese círculo de privilegio y poder. “Cobre y cobre impuestos, gaste y gaste, elija y elija, porque la gente es demasiado idiota como para entender la diferencia”, era el consejo que daba Harry Hopkins al presidente Franklin D. Roosevelt
La prueba de que el electorado español necesita quien le dirija sin que se le trate como un rebaño, y quien le guíe por el intrincado laberinto que forman las distintas manifestaciones políticas, viejas y nuevas, anticuadas y novísimas, está en que todavía no se ha establecido ni siquiera una difusa línea divisoria que separe la verdadera política, reflejo normativo de la vida, y el mero arte populista de interesar o entretener al elector en tanto que televidente de programas de vísceras televisivas; cosas harto diferentes una vez que se las compara, pues para la primera hacen falta programas y medidas con escenarios reales, y para lo segundo bastan parlanchines de lengua hábil y rumbosos empresarios de tertulias desinformativas con parentesco cercano a la tele-casquería.
Queda por ver en la escena política que entre con fuerza y a lo punky el triunfo de la verdad, que las necesidades reales de la sociedad, el empobrecimiento de las clases medias y la ruina de la población más humilde, destronen de su inmerecido micrófono al discurso político cocinado a base de aventureros sondeos y mera imaginación propagandística, a lo Donald Trump, hecho por y para la televidencia pasiva y lisérgica. Queda mucho por ver, y cada vez perdemos más dioptrías.
Pero el electorado no acaba de distinguir lo político de lo artificioso y mercadotécnico: nadie ha querido graduarle la vista y corregir esa aberración. La frase, con su sujeto, su predicado y todos sus atributos, del crítico de televisión Javier Pérez de Albéniz dirigida a la televisión española y publicada en The Guardian, resulta esclarecedora para explicar la idiocia y la tele-invidencia que deliberadamente se ha sembrado entre los españoles: “En España los niveles de lectura son muy bajos, el fracaso escolar es muy alto y el desprecio público por la cultura, colosal”. ¡Que llamen a la The Guardian Civil!.
Opciones políticas que fueron delicia de nuestros mayores como el “Votar centro es votar Suárez” , que parecían candorosas como ese “La libertad está en tu mano”, bajo las mismas siglas se nos antojan pálidas agora, quién lo iba a decir del ‘Queremos democracia para todos los españoles’, pese al maquillaje y la cirujía estética. La generosa majestad de las ubres de Javier Pérez de Albéniz nos porporciona más alimento intelectivo extrapolable a la explicación de ciertos resultados electorales: se trata de una “absoluta falta de respeto por el buen gusto o la decencia” firmada por todos los jefes de campaña.
Los mítines de los 80 no conmueven a los mismos que entonces los aplaudieron y vitorearon. Todo ha envejecido, hasta los “100 años de honradez y firmeza” .También ha envejecido el electorado joven: ha rechazado la novedad, un rechazo tan estructural como el de sus abuelos, pese al coqueteo con las nuevas formas y publicidades seductoras no ha querido arriesgar por una apuesta de renovación y se ha arrugado como el culo de un político con unos años de legislatura a sus nalgas. ¿Pero no era la tranquilidad y el reposo conservador lo que generalmente reinaba en la vida de las personas de una edad avanzada? Al parecer no, las generaciones posteriores han votado la verdad a medias pero sin conflictos, y la fuerza poética fría, discreta, burguesa y despoetizada. Parecía que los nuevos electores iban a demostrar predilección por lo cómico, lo irreverente, el sainete, pero han votado tragedia y pañuelos envueltos en lágrimas de cincuentón. Han votado por lo gris, lo ajeno a la provocación, al cambio… la predilección del electorado es indeterminada y oscilante, una suerte de mariposa dándose de hostias contra el cristal de una ventana en su estúpido afán de atravesarlo.
La campaña electoral viene a ser un falso drama histórico, donde la verdad es lo que menos importa y el blindar constitucionalmente el Estado del Bienestar importa una higa, y todo está envuelto de ideaslismos exóticos de última hora y otras nebulosidades hechas palabra hueca y voladiza, que deberían repugnar al temperamento cerebralmente vivo y pragmático. Estas formas y estilos de electoralismo de cagaprisas, no enseñan nada útil en el fondo, sólo introducen en nuestro alicaído ánimo un enema de privatización y externalización en los servicios públicos.
Nadie puede indicar a ciencia cierta qué es lo que ha aprendido y en base a ello cuál es su preferencia u opción, de tan aturdidora que es la lavativa partidista y las redes puti-clientelares. Al lado de la falta de entusiasmo de la sociedad que sigue comiéndose los medievales aforamientos, el vicio capital del pueblo soberano, es la frivolidad un rastro que ha dejado tras de sí el repertorio político que se funda exclusivamente en el llenado de urnas, responsabilidad de quienes meten el sobre.
Habrá acuerdos, puede que sí, habrá proyectos compartidos, no lo niego… pero que propicien una profunda regeneración de la política española del ¡Ay, Carmela! a base de Ay-fon/i-phone, lo dudo. Y que les permitan a los damnificados atisbar una salida digna de la crisis, que dicen que ya es historia, ficticio me lo fiáis. El tiempo perdido nunca se recuperará, le enseñaron al Gaón Rabí Eliyahu, y él así lo enseñó a sus hijos y alumnos; los millones de euros que cuesta la arroba de segundos tampoco, aunque tengan fines electoralistas y que gracias a sus ceros una Diputación controle directamente los contenidos de una cadena de televisión autonómica.
“mil, dos mil, tres mil, quatremil….dotze mil; dos milions de peles”.
La derecha ha resistido al desgaste con piedra pómez de la izquierdísima trinidad venida a menos, a menos de tres. Y le echan los perdedores, trinando, las culpas del gatillazo a la intransigencia y a la incontinencia personalista, a la falta de acto del pacto. Pretendían disipar las líneas rojas y los vetos a soplidos y han acabado silbando ‘El puente sobre el río Kwai’.
La cultura del pacto padece de orejas de burro, de déficit, pero no como el déficit de secreción de hormonas de la corteza suprarrenal que en la juventud dota a la mujer de agilidad, nerviosismo y delicadeza, no. El déficit que nos ocupa tiene como efectos secundarios torpeza, languidez, pachorra y zafiedad… el paciente es el partido que ni gobierna ni deja que gobiernen los que no aceptan vivir bajo la sombra de la gaviota; también lo padece una oposición, que por la izquierda aún no se ha recuperado de su mitosis estructural: escisiones, primarias, amancebamientos improvisados… Todas estas carencias han alimentado meses de gobierno en funciones, con dos cojones: los del estado de derecho algo torcido por torticeros lastres cargados a un hombro… Qué sonrisa forzada dibuja la boca al recordar aquello de ‘arrimar el hombro’.
El acontecimiento político más prometedoramente trascendental, y después de metido, nada de lo prometido, sino una mortal decepción por verse el sueño irrealizado y la desesperanza abonada y revitalizada ante otro futuro de incertidumbre y sobras frías para engañar al hambre, han sido las segundas elecciones del ‘veintiséis jota’, que han servido para lo mismo que las primeras: para que la incapacidad de dar respuesta al nuevo mapa del tesoro político donde las mayorías y las alternancias ya son historia, vuelva a hacerse un hueco, otra vez, en el día a día de la crónica política. Pero donde la preocupación y el abatimiento social siguen escalando nuevas cimas, mientras los ciclistas de la política pedalean para ver quién cruza primero la meta de la Moncloa, el paraíso del trapicheo, del menudeo y del mamoneo presupuestario. Y los empresarios siguen contando billetes distraidamente y en voz alta para no equivocarse, todo sea por el rigor económico y la austeridad.
El veintiseis-jota tiene la culpa de todo, esas elecciones que ni han recolectado razón ni justicia, porque el precio no ha sido en valor igual a la cosa que nos han vendido y los sufragadores han preferido quedarse en casa en una cantidad mayor que en las erecciones invernales.
“Mil, dos mil, tres mil, quatremil….”
Ahora todos tienen prisa, pese a la victoria, porque ya tenemos bien sabida la letanía de que todos ganan aunque sea rebuscando victorias entre las ingles de los arcanos. Hay prisa por el miedo a que una tercera convocatoria le siegue el cuello al que tan azarosamente lo ha salvado en la segunda. Y otros no disimulan impaciencia por sentar sus posaderas en los sillones del privilegio por antonomasia…el guión ni siquiera ha sido retocado desde diciembre, sin adaptaciones, clavadito tú.
La apremiante necesidad que exige el país de ser gobernado no hace ascos a los apoyos ni a los criterios que se les presenten, ni a que los partidos cambien o maticen sus posicionamientos. 130 millones son 130 millones, aunque no sean de comisiones ilegales de proveedores distribuidas entre los miembros más selectos, responsables y honrados del partido que gobierna en funciones y hasta del que funciona sin gobierno; millones de nuevas indefiniciones, incertidumbres y elementos de confrontación que empujan a la turba para incinerar a más de un político en la pira en cuanto se descuide. Y los proyectos de ley y presupuestos generales del Estado sin estrenar.
Los partidos políticos más destacados en las elecciones nos ofrecen, con pocas diferencias aritméticas, análoga situación a la que ofrecían en la anterior convocatoria: tiras, apropiaciones indebidas, aflojas, fraudes fiscales, afloja tú si eso…, falsedades documentales, reuniones, declaraciones, ‘Marisas Gallero’ tirando de la lengua a tesoreros, maquillajes financieros y contactos… entre adultos (Soy muy abierto políticamente y dispuesto a todo.Dante y tomante. Ni cobro ni pago. Puro vicio).
Todo se parece un poco a lo de ayer: las rondas de vinos, las rondas de contactos, ‘aspiraciones a’ y suspiros de España. Pese a la concentración y conjunción planetaria de siglas, personalidades, personajes y agrupaciones de grupos antes emancipados, hoy amancebados y haciendo corazoncitos, la sombra de la convocatoria invernal sigue siendo alargada…Hay partidos separados los unos de los otros más por cuestión de marcas y márketing que de principios o coincidencias ideológicas: varios partidos por la derecha y otros tantos por la derecha que se hablan lo justo.
Pese a los buenos augurios que se le videnciaban a algunas concentraciones, los resultados sólo han revelado su fracaso. Los pagos en B de donaciones ilícitas han sido vitoreados por un electorado de película de Berlanga, lo que evidencia que las coaliciones sólo se avienen bien si son para el robo, el hurto y el descuideo. El comunismo socialdemocratizado ha coseguido reclutar titulares y trending topic más por efecto de la publicidad televisiva y el sermón evangelista extendidos por artifical, medido y deliberada estrategia, que por las virtudes de su doctrina, aún por evaluar.
La imperiosa necesidad de alcanzar acuerdos que permitan la gobernabilidad del país y eviten una tercera convocatoria electoral puede terminar en un nuevo remake de ‘desvestidura’ que deje a las mentes preclaras de este país con las vergüenzas al aire, colgando, como espadas de Damocles de variopinto centimetraje.
Un partido de los nuevos, anaranjado como una bombona de butano de las de antes, de las del monopolio, ahora una de las empresas con puertas giratorias, persiste en la idea de agrupar en torno suyo, (complejo de gallina con polluelos psicológicos) a aquellos elementos constitucionalistas, ‘pesoistas’ y ‘pepeistas’, ansiosos de reformas, con la pretensión de garantizar el triunfo de las medidas de modernización y justicia social compatibles con la unidad de España, la responsable civil subsidiaria del fraude de sus gobernantes, pero que está de vacaciones, aireando lorzas y aliviando resacas de sangría calenturienta… guiñol y esperpento.
Casi antes de ayer, en el siglo XX preconstitucional, la bandera enarbolada era la del ‘orden’ y la de la ‘unidad de destino en lo uiniversal’; hoy están de moda más los banderines que los banderones, pero con el mismo regusto rancio en los lemas cañís.
Todos, los castosos y los casposos, son herederos del Sr. Maura, herederos de sus palabras: ‘la revolcuión de arriba a abajo’, pues todo lo revolucionario, lo reformista y lo regenerador se va a hacer desde las ‘montañas nevadas’ sin rasguños ni contusiones; mientras los rostros exangües de a pie y paso de cebra, que han dado plenos poderes con su voto de representación, pinche y corte tetranual, deben limitarse a ver, oir y asentir a todo aquello que les predican desde los púlpitos de las empresas de comunicación… y rendir genuflexión a las redes corruptas de cobro y reparto de comisiones ilegales, si se tercia. ¿Y los referéndum? El referéndum es una revolución desde abajo, está estigmatizado, es ETA, así que no lo mente.
Pendiente o no de Gobierno, o de nuevas elecciones, si le esperan a España nuevas decepciones, traiciones y usurpaciones marcadas de nuevo por un reparto desequilibrado de los sacrificios por el ‘bien común’ (toma patada en la boca), o le esperan alegrías, dichas y serenidades que dieran lugar a una persecución sin cuartel de la corrupción, de los déspotas incorregibles y el fraude, eso sólo el tiempo lo ha de decir cuando le venga en gana, bien en una rueda de prensa o desde un plasma… un plasma como esos que permiten acceder al conocimiento de la información que a mí me parece, la cultura que a mí me gusta y sólo lo guapo de la actividad administrativa más próxima a la gaviota viuda; sí, sí, un plasma preparado para sintonizar proyectos televisivos-paelleros como los del popular Alfonso Rus, el contador de estampitas del Monopoly.
Tras el voto del pueblo al partido de la corrupción uno se para a pensar, mientras fuma, el que fuma, mientras se deleita en el olor de la hierba cortada, el que vive en el campo, mientras pasea por la sombra el urbanita, hasta mientras defeca con el bote de champú en la mano y la mirada perdida en el infinito del azulejo que un día dejó de ser blanco, el que goza de regularaidad ventral: demasiados meses de consignas, de tomas de declaraciones, demasiados visionarios entre charlatanes y libertades bajo fianza, demasiadas intolerancias, imputaciones, radicalismo, falsas solvencias, desviaciones de dinero público, inmundicias, hombres de paja, declaraciones estereotipadas hasta aburrir a los cantos rodados, riadas de aguas políticamente sucias y escasa convicción en los argumentos diferenciadores entre fuerzas políticas supuestamente afines.
Para los partidos y para los medios de opinión informativa, es costumbre considerar al electorado como el rey absoluto de la fiesta de la democracia, a quien es necesario hacerle ver que se le sirve con mucha adulación y muchos dientes blanqueados…también hay tradición en darle la razón en casi todo y nunca discutir sus fallos: la contraria se la deben llevar los intérpretes de esta función teatral, de acuerdo a lo escrito en la obra por los autores y a las anotaciones del apuntador de turno… Desde las tablas dicen los actores suspirar hondamente porque florezca la flexibilidad, generosidad y propensión al entendimiento que abría sus pétalos en los años 70… ni se mentan desde ese ‘tablao’ las asociaciones ilícitas, cohechos, falsedades documentales, prevaricaciones y malversaciones. Guillermo Cabrera Infante en sus divagaciones sobre La Habana, echando humo habano por las narices, afirmaba por intermediación de su mano libre, que la adulación llevaba al adulterio, y debe ser cierto, porque esta pesadez de cabeza que soportamos no creo que sea por un brote de inteligencia sobrevenida.

Tras el resultado de estas elecciones, acaso más que nadie, sea él, el electorado formado por millones de familias españolas en paro y a las puertas de la pobreza, un fenómeno acultural digno de estudio y en gran parte digno, al alimón, de censura en tanto que colaborador de los errores, tergiversaciones, faltas y delitos de sus representantes, al otorgarles la confianza para seguir gobernando con el cadáver de la corrupción aún caliente. Los políticos son lo que son, meapilas con ansia viva por controlar instituciones para su medre, porque su privilegiado contrato es renovado por los electores para que sigan blandiendo su arma de jodienda: el BOE.
No falta quien sostenga que, pues el electorado es el que vota, es dueño de imponer su caprichosa predilección por lo irracional de las tramas de sobornos, malversaciones y blanqueo a las minorías… Quien suscribe prefiere que el sostén sostenga dos tetas como el gusto y el sentimiento ético de la vergüenza, que son susceptibles de educación, y que, bien masticadas e instruidas al electorado que hoy divierte su orgullo y su brío revalidando a una trouppe de ridículos y una mojiganga de extravagantes políticos arrimados a la corrupción, pueden mañana deleitarle con un buen sermón, una intachable filípica y una reprimenda electoral dirigida a los hoy absurdos, obscenos, inmorales y dañinos.
Falta esa persona que desde la autoridad y prestigio avalado por una obra contrastada y depurada por todo el mundo , es decir, despojada de toda fama añadida y autoridad jerárquica, emprenda la crítica con todos los signos de puntuación sobre las decisiones erradas del electorado. La finalidad de esta crítica debería ser la de hacer grande beneficio a la Política con Pe mayúscula , arrebatada a fecha de hoy por la demagogia, el populismo y los medios de opinión informativa/deformativa de la Pe popular que adjudica obras y actos públicos a los camaradas…
Debería ser también esta crítica destinada a crear un basamento de inspiración armónica, tarareable, que influyera en el razonamiento y no en la víscera: la aprobación y el rechazo de una fuerza política, hoy en día y vistos los resultados, no es más que la suma de corta-pegas de la opinión de ciertos tertulianos, que fallan por imprecisión, que rezuman prejuicios y holgazanería, ajenos al ejercicio del empirismo, que son contrarios al sentido común y funestos en su resultados para con los sentimientos ajenos. Mientras tanto, el exagerado peloteo, cepillo y adulación, desde la propaganda política, tapona los oidos de los representados.
La sentencia de las urnas, ese jurado de metacrilato, mediante la cual se aprueba o rechaza una opción política, no es más que la suma de opiniones individuales; individualidades influidas por prejuicios propios o impuestos y prosaicas preocupaciones ajenas a la política, al gobierno de lo común, ajenas a la justicia social, la igualdad y la aplicación de un reparto equilibrado de sacrificios
Por eso el respeto exagerado al público es una adulación comparable a la que los palmeros hacen al gobernante inepto, con la sola finalidad de mantenerse en ese círculo de privilegio y poder. “Cobre y cobre impuestos, gaste y gaste, elija y elija, porque la gente es demasiado idiota como para entender la diferencia”, era el consejo que daba Harry Hopkins al presidente Franklin D. Roosevelt
La prueba de que el electorado español necesita quien le dirija sin que se le trate como un rebaño, y quien le guíe por el intrincado laberinto que forman las distintas manifestaciones políticas, viejas y nuevas, anticuadas y novísimas, está en que todavía no se ha establecido ni siquiera una difusa línea divisoria que separe la verdadera política, reflejo normativo de la vida, y el mero arte populista de interesar o entretener al elector en tanto que televidente de programas de vísceras televisivas; cosas harto diferentes una vez que se las compara, pues para la primera hacen falta programas y medidas con escenarios reales, y para lo segundo bastan parlanchines de lengua hábil y rumbosos empresarios de tertulias desinformativas con parentesco cercano a la tele-casquería.
Queda por ver en la escena política que entre con fuerza y a lo punky el triunfo de la verdad, que las necesidades reales de la sociedad, el empobrecimiento de las clases medias y la ruina de la población más humilde, destronen de su inmerecido micrófono al discurso político cocinado a base de aventureros sondeos y mera imaginación propagandística, a lo Donald Trump, hecho por y para la televidencia pasiva y lisérgica. Queda mucho por ver, y cada vez perdemos más dioptrías.
Pero el electorado no acaba de distinguir lo político de lo artificioso y mercadotécnico: nadie ha querido graduarle la vista y corregir esa aberración. La frase, con su sujeto, su predicado y todos sus atributos, del crítico de televisión Javier Pérez de Albéniz dirigida a la televisión española y publicada en The Guardian, resulta esclarecedora para explicar la idiocia y la tele-invidencia que deliberadamente se ha sembrado entre los españoles: “En España los niveles de lectura son muy bajos, el fracaso escolar es muy alto y el desprecio público por la cultura, colosal”. ¡Que llamen a la The Guardian Civil!.
Opciones políticas que fueron delicia de nuestros mayores como el “Votar centro es votar Suárez” , que parecían candorosas como ese “La libertad está en tu mano”, bajo las mismas siglas se nos antojan pálidas agora, quién lo iba a decir del ‘Queremos democracia para todos los españoles’, pese al maquillaje y la cirujía estética. La generosa majestad de las ubres de Javier Pérez de Albéniz nos porporciona más alimento intelectivo extrapolable a la explicación de ciertos resultados electorales: se trata de una “absoluta falta de respeto por el buen gusto o la decencia” firmada por todos los jefes de campaña.
Los mítines de los 80 no conmueven a los mismos que entonces los aplaudieron y vitorearon. Todo ha envejecido, hasta los “100 años de honradez y firmeza” .También ha envejecido el electorado joven: ha rechazado la novedad, un rechazo tan estructural como el de sus abuelos, pese al coqueteo con las nuevas formas y publicidades seductoras no ha querido arriesgar por una apuesta de renovación y se ha arrugado como el culo de un político con unos años de legislatura a sus nalgas. ¿Pero no era la tranquilidad y el reposo conservador lo que generalmente reinaba en la vida de las personas de una edad avanzada? Al parecer no, las generaciones posteriores han votado la verdad a medias pero sin conflictos, y la fuerza poética fría, discreta, burguesa y despoetizada. Parecía que los nuevos electores iban a demostrar predilección por lo cómico, lo irreverente, el sainete, pero han votado tragedia y pañuelos envueltos en lágrimas de cincuentón. Han votado por lo gris, lo ajeno a la provocación, al cambio… la predilección del electorado es indeterminada y oscilante, una suerte de mariposa dándose de hostias contra el cristal de una ventana en su estúpido afán de atravesarlo.
La campaña electoral viene a ser un falso drama histórico, donde la verdad es lo que menos importa y el blindar constitucionalmente el Estado del Bienestar importa una higa, y todo está envuelto de ideaslismos exóticos de última hora y otras nebulosidades hechas palabra hueca y voladiza, que deberían repugnar al temperamento cerebralmente vivo y pragmático. Estas formas y estilos de electoralismo de cagaprisas, no enseñan nada útil en el fondo, sólo introducen en nuestro alicaído ánimo un enema de privatización y externalización en los servicios públicos.
Nadie puede indicar a ciencia cierta qué es lo que ha aprendido y en base a ello cuál es su preferencia u opción, de tan aturdidora que es la lavativa partidista y las redes puti-clientelares. Al lado de la falta de entusiasmo de la sociedad que sigue comiéndose los medievales aforamientos, el vicio capital del pueblo soberano, es la frivolidad un rastro que ha dejado tras de sí el repertorio político que se funda exclusivamente en el llenado de urnas, responsabilidad de quienes meten el sobre.
Habrá acuerdos, puede que sí, habrá proyectos compartidos, no lo niego… pero que propicien una profunda regeneración de la política española del ¡Ay, Carmela! a base de Ay-fon/i-phone, lo dudo. Y que les permitan a los damnificados atisbar una salida digna de la crisis, que dicen que ya es historia, ficticio me lo fiáis. El tiempo perdido nunca se recuperará, le enseñaron al Gaón Rabí Eliyahu, y él así lo enseñó a sus hijos y alumnos; los millones de euros que cuesta la arroba de segundos tampoco, aunque tengan fines electoralistas y que gracias a sus ceros una Diputación controle directamente los contenidos de una cadena de televisión autonómica.
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