domingo, 7 de junio de 2015

EUROPA, ROPA VIEJA Y REMENDADA

El terreno, lo más bajo, la tierra madre, donde todo fermenta, todo pudre y todo germina, poco tiempo de descanso tuvo en la historia entre guerra y guerra, poco tiempo para recuperarse de sus heridas sangrantes. Las tierras madres, las patrias, aún están amasadas con dolor y con sangre; las conciencias bajan la vista y las esperanzas llevan los hombros caidos

Los europeos siempre se han acercado hacia esa parte de la tierra donde el desmoronamiento es la antesala de la caida al vacío en el acantilado inmisericorde de la historia y se han quedado en sus inmediaciones jugando a la ruleta rusa, un pasito p'alante, un pasito p'atrás. Europa siempre se ha creido un bebé mimado por una concurrencia planetaria; por ello con los pinreles al borde del abismo nunca ha sopesado razón alguna para inferir que la historia, en cualquier momento, se desmoronaría bajo su pedestal, creyéndose en una eterna infancia, ese estado de permanente osadía a las advertencias de los adultos. Y así, es como la muerte de los hombres se ha repetido una y otra vez, por obra y desgracia de una civilización que siempre ha actuado bajo la inercia del mirar hacia el infinito y más allá, siempre idealizando y filosofando, con una confianza que no contagiaba temor alguno ante las amezanas de los primeros terrones de tierra que se perdían y se fragmentaban en lo más bajo de las bajezas de la historia: la guerra... amenazas que algunos como Henry James atisbaban.

El terreno, la madre tierra o el padre parcela urbanizable, está demasiado empapado de sangre y desgracias civiles, y por eso se está desparramando, pese al esfuerzo de la ingeniería legislativa comunitaria para luchar contra ese ángulo de desmoronamiento.  Europa vive en una  oligofrenia, más temeraria que una infancia, que anuncia otro desenlace dramático... hasta el vino se avinagra en la boca, sólo de pensarlo.

ORIENTAL Y TAL Y TALIZÁNDONOS

El sistema capitalista se está orientalizando: si en el imperio oriental, es el gobierno teocrático el que ordena y manda, ahora es el de los 'mercados' o 'mercadocrático' el que hace lo propio con el látigo. Las costumbres y las ceremonias pesaban en oriente más que la legislación. Y en el Occidente del hoy en día la legislación laboral va cediendo terreno a la discrecionalidad de la flexibilización laboral a gusto del empresario, que es quien da el dinero, el que tiene el poder de contratar o despedir y también tiene el dominio arbitrario de contestar: 'si no te gusta te vas que hay cola', con aliento a Vega Sicilia en la boca.

LOS ASALARIADOS ESTAMOS HARTOS DE 'EMPRESARRO' EN LOS DIENTES

Al sistema empresarial español, elitista donde los haya, poco le importa la educación de los ciudadanos y su cualificación, pues hasta ahora le ha ido muy bien la mano de obra pobre e ignorante que ha trabajado para la construcción por acción y efecto de una zanahoria atada a un palo; ¡Ah la 'construcción'!, ese sector fetén de lo especulativo y corrupto.
Por eso los gobernantes que han compadreado con los constructores nunca se han visto en la necesidad de hacer concesiones significativas a los trabajadores en lo que se refiere a la mejora de su cualificación profesional: porque el turismo, la construcción y el campo (sectores propicios para mano de obra ignorante y cortoplacista)han sido un cómodo y ahorrativo colchón para el oligo-capital. Pero sí han sido muy ''plañideras' a la hora de lloriquear año sí, año también, a las puertas del gobierno de turno, por que hubiera menos aranceles para sus exportaciones, por menos impuestos para facilitar su expansión,¡ payo!. Y por salarios bajos, casi tan bajos como los que se pagan por trabajos sin cualificación en países no hace mucho etiquetados como subdesarrollados.

ALEMANÍACO DEPRESIVO

Lo nuevo no vuelve a ser sino lo viejo actualizado. Lo que es bueno para Alemania es bueno para la Unión Europea... siempre que la Unión Europea no tenga la acepción de 'conjunto de sus ciudadanos y
aldeanos'


 

TIVIDAD, TIVIDAD...QUE ALGO QUEDA... EN EL INODORO

Si era lamentable para los artesanos en extinción de entonces, que la relación costo-beneficio rigiera los balbuceos del mercado bebé-capitalista, hoy en día el amancebamiento productividad-competitividad para los herederos de aquellos artesanos, tanto en lo tocante a la rapidez como en lo montante a la crueldad, sería una razón más que suficiente para que Stuart Mill se inyectara una chuta de caballo en la vena, al contemplar el espectáculo... con el culo entumecido de un incordio anal, que es lo que viene a ser el amorfo-capitalismo contemporáneo.
 

BIEN ESTAR, NO RECUERDO SI ESTUVIMOS NUNCA

La desgracia más horrenda, la más macabra desgracia que podría acontecerele a un ser humano en la imaginación colectiva de la sociedad del bienestar de los años ochenta y noventa del siglo precedente, es que le paguen por hacer aquello que odia, que desprecia y que le amarga la vida, de manera cicatera y en condiciones de vecindario con la esclavitud laboral del gargantúa asiático.

ARISTOTELES Y LOS TONELES DE VINO QUE SE PIMPLA LA PATRONAL


El empresariado vuelve a Aristóteles, su inspirador en el tema de la esclavitud laboral. Cuando estudia el mercado laboral en tiempos de crisis económica, la patronal descubre que los trabajadores son realmente de carácter servil. Al igual que Aristóteles, el empresario español supone entonces que este servilismo-por-un-puñado-de-euros es constitutivo de la naturaleza instintiva que gobierna el entendimiento de los trabajadores que no pueden trabajar, de los esclavos de créditos tocomocheados en épocas de bonanza, deduciendo de todo ello, oye, que la clase trabajadora endeudada es servil por naturaleza y que, por lo tanto, deben ser atados salarialmente en corto para mantenerlos en ese estado de ganadería fácilmente pastoreable.