El
empresariado vuelve a Aristóteles, su inspirador en el tema de la
esclavitud laboral. Cuando estudia el mercado laboral en tiempos de
crisis económica, la patronal descubre que los trabajadores son
realmente de carácter servil. Al igual que Aristóteles, el
empresario español supone entonces que este
servilismo-por-un-puñado-de-euros es constitutivo de la naturaleza
instintiva que gobierna el entendimiento de los trabajadores que no
pueden trabajar, de los esclavos de créditos tocomocheados en épocas
de bonanza, deduciendo de todo ello, oye, que la clase trabajadora
endeudada es servil por naturaleza y que, por lo tanto, deben ser
atados salarialmente en corto para mantenerlos en ese estado de
ganadería fácilmente pastoreable.
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