sábado, 27 de junio de 2015

DONDE ANTES DECÍA LANGOSTINO AHORA DIGO GACHA

Eramos incapaces y teníamos tutores. Los representantes de nuestra incapacidad  nos han dicho cienes y cienes de veces que ''no se puede gastar lo que no se tiene''. En palabras de Voltaire y más divulgativas: ''no llevamos medias ni zapatos, y eso menos tenemos que gastar''...que así es como ahora se le antojaría vernos al gobernante, pisando descalzos el abrasivo hormigón que ha vertido el oligopolio de la Construcción. Y es que osábamos fregar la loza con agua caliente, y hasta comprar en las rebajas algún juguete a nuestros hijos... ¡Hala! ¡Viva el cachondeo!.
¿Pero no era, hasta no hace tanto, allá por los ochenta del siglo pasado, que los padres deputativos de estos hijos deputativos, a saber, Ronald Reagan y Margaret Thatcher, predicaban a viva voz el bálsamo de fierabrás que del bienestar nos curaría, ese vivir a crédito y no del propio sueldo? Con Reagan y Thatcher, se podía gastar lo que no se tenía, gracias al gracejo de una tarjeta de crédito y al 'ansiolítico' mantra de las expectativas exponenciales de engorde del valor del ladrillo y su circunstancia. Ibamos al dentista cuando nos rompía un diente, y hasta nos bebíamos unos litros sentados en un area de descanso... ¡Qué vida loca! ¡Qué despilfarro!

Sus hijos deputativos, pese a que ahora  se llamen p.p., nos dicen lo contrario, porque ya no son capaces de apagar el fuego de la incertidumbre de períodos de endeudamiento que se extienden más allá de los veinte años. Y nos lo espetan solemnes, con ademán trágico y una tarjeta black en el bolsillo. 


Pero en esta península, los indígenas son tan ovinos que, glosando a Voltaire, si nos mandaran ir con el culo al aire, tampoco tendríamos frío en el trasero: unos buenos azotes legislativos calientan las nalgas frías. Del azote del “Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades” aún se acuerda la región sacra.


Somos incapaces, freudianamente  ''...incapaces de conseguir algo más que relampagueos momentáneos de felicidad...'' y seguimos teniendo tutores, por obra y gracia de la fiesta de la democracia. ¿Quién obligará a pagar a esos tutores cuando no den el alimento a los incapaces?

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