sábado, 24 de mayo de 2014

SALIVAZO VEINTELIGENTE

Nos peemos en la intimidad con elevado animo y virtuoso esfuerzo. La recompensa, un... ¿quién ha sido?...
¡Ah, la intimidad!¡Esa entelequia!

SALIVAZO DIECINUEVO

Toda 'presona'  decente  ha de conservar intacto el precioso patrimonio del honor social de que cada uno es depositario: ese mojón compacto, marrón y de penetrante fragancia, que depositamos en la taza del báter nada más levantarnos... y que compartimos, gracias a la red de alcantarillado con el resto de la humanidad.

SALIVAZO DIECIO-CHOCHO

lA VERDADERA COPA NO ES LA COPA DE EUROPA, SINO LA DE VINO

OCHO: JORNADA DE GENUFLEXIÓN


En el 'democrático' hormiguero-termitero donde manejan el cotarro los partidos políticos, sostener dos opiniones que son contradictorias en un lapso de tiempo corto no asusta a la marabunta de tanta veces que ha padecido los "puedo-prometer-y-prometo". En la partitocrática colonia de insectos sociales, emplear lógica con proposiciones indecidibles contra la lógica fetén es el hidrato de carbono de cada día. En la hormigópolis recurrir a la moralina para repudiar y linchar la moral, es dogma de fe. En la cracia de los intermediarios, es un axioma de progreso etiquetar con dedo inquisitorial la expresión más virginal e inocente de la democracia, esto es, el referéndum; el inquisidor es el representante de la soberanía y quien ejerece de vigilante jurado de otra cosa que también llaman democracia, (¡qué cosas!), y que es quien le paga el sueldo. Los que parten el bacalao, los partidos, (¡juas, juas!) , se acogen a la enmienda del olvido o amnistía cuando les fuere menester a ellos y sus cortesanos; cuando les sale por ahí se acogen a la otra enmienda legislada por ellos mismos, por la cual se vuelve a traer lo desmemoriado del pasado inmediato en cuanto les fuere de conveniencia y si el piscolabis lo necesita se olvida/amnistía de nuevo y aquí no ha pasado nada y que viva la constitución/S.A.de-la-construcción.
En el 'yermocrático' termitero-hormiguero puede que haya buenos, pero seguro es que abundan los hijos de puta.

domingo, 18 de mayo de 2014

SIETE: SÓLO SERVIMOS PARA DARLE GUSTO AL PRURITO PUBLICITARIO

Para el hormiguero humano, cuyo éxito radica sólo en el número,  lo natural es la avidez por los deseos materiales, el narcótico deseo presente por un futuro placer efímero y por una gloria quimérica. La vaina mirmecológica,  es la de enredar a los individuos en este bucle, donde el objetivo es satisfacer un prurito publicitario, una zanahoria atada a un palo,  satisfacción que genera otra necesidad anticipada por los mercadotécnicos, y que debe ser satisfecha de nuevo, la hierba de la reina que tanto excita al asno. «Como el que, divertido, el mar navega/ y, sin moverse, vuela con el viento/ y antes que piense en acercarse, llega», ni piripintados le vienen estos versos de Quevedo, que dejan con el culo al aire al políticamente más correcto.
Lo sano es el deseo por encima de la satisfacción y la realización. Lo insano es declararse apátrida de ese mundo de los deseos, de esa patria que es la ilusión de la felicidad; por la contra, los certificadamente  sanos son todos aquellos que buscan un público que les eleve al poder a golpe de aplauso o sufragio. El médico que emite dictámen de salud/docilidad/buena-hormiga, es un mando intermedio del hormiguero. Aquel corazón indomable que está de parte del solitario y censurado iconoclasta, la oveja negra del rebaño, siempre es condenado al infarto inducido. Aquel cerebro que opta por la verdad y la cordura del más allá del bien y del mal, es internado en el psiquiátrico cuyo alcaide es la mentira. Y el mando intermedio sigue navegando por ese mar inmenso de caprichos administrativos, en un bajel sin brújula, pero dando registros de salida a babor y a estribor sin importarle el horizonte ni lo endiabladas que sean las aguas.

 " ...la  nación  no  existe,  vista  la  nulidad  de  su  espíritu  para  alumbrar  a  todos  sobre  el  auténtico  interés
común ..." - Manuel Azaña

SEIS: ¿Por qué lo llaman razón cuando quieren decir 'dictado'?

¿Por qué lo llaman razón cuando quieren decir 'dictado'? 
Me refiero a los dictados del colegio: ese texto que en voz alta leía un profesor o una profesora y que todos debíamos cazar al vuelo y solidificarlo en un rastro de grafito sobre nuestro cuaderno de pauta. El alumno escuchaba al dictador y sin comprender se escribía a toda prisa, tilde va, tilde viene, ortografía por el oido entra por el orto sale... Aquellos dictadores evocan en mi pobre memoria que no alcanza a citar sino a glosar y con la venia de Stefan Zweig, unas imágenes de caras viejas y feas, caras de libertinos curiles con dientes podridos, con la saliva fluyéndoles a los labios y de los labios, indiscriminadamente, a toda el aula , y en los labios el rictus de una sonrisa de pervertido cristiano, de un dejad-que-los-niños-se-acerquen-a-mí y demás pedofilias más o menos eufemizadas. 
El pensamiento dialéctico y el pensamiento burgués , en el hormiguero se reducen a la selección estética y antojadiza de un texto a dictar. La instigación del progreso y la razón de uno y lo involucionista y retrógrado de otro, en el hormiguero, terminan por ser textos a dictar a los alumnos por parte del dictador de turno. Los alumnos, las hormigas, esperan pacientes como autómatas para empezar a darle al oído duro, a la vista astigmática y a la memoria a corto, la memoria del autómata, del buen operario , y acabar con el baile del lapicero sobre el papel una vez más. A esto se reduce la lucha de clases: a la selección de un texto supeditado a la coyuntura política con la excusa de la ortografía que llaman ora ortodoxia de presupuestos sin déficit y sin
emisión de deuda pública, ora revolución popular, invocando, con
aplauso de sus secuaces, el interés nacional, valga el azañismo.

CINCO: LOS GUARDIANES DEBERÍAN SER SÓLO PERIÓDICOS INGLESES

En esta sociedad manicomial, los guardianes deberían ser los internos del manicomio y los internos deberían ser indultados y liberados de las pesadas cadenas que les sujetan a las viejas fórmulas de constitución económica del hormiguero.Sí, sí, he dicho económica, porque la constitución política no deja de ser una ramilla de la troncal, la economicista. Dentro de estas reglas del juego el hombre no es hombre, es un recurso humano. No debería ser así pero a fecha de hoy no son así estos "no deberían ser". El turno de oficio nos defiende de la abogacía del estado. ¡Estamos perdidos y sin calzoncillos nuevos!

Lo que tiene el plácet de ser es la irracionalidad. ¿Qué es entonces esa irracionalidad? La respuesta está ahí afuera y se cuela hasta aquí adentro: la tradición mitológica y la supersitición, las convenciones y la inercia. Y la irracionalidad viste de uniforme sus séptuples cabezas de hidra.

Los guardianes del social-siquiátrico son seres alemanes, musculosos y barnizados, sombras incansables de los internos, una suerte de robots de una dulzura aprendida en cuadriculados manuales de buenas manera y férreas costumbres, al más fiel estilo del Obrigkeitsstaat prusiano. Son los siervos del gran hermano de Orwell, son los representantes de la soberanía popular. Sí, esa soberanía en la que los cañetes, cospedales, rajoyes, florianos, laras, rubalcabas y valencianos beben Chivas subvencionado; y los representados, fulanitos y menganitos de toda la geografía peninsular, beben coñá Soberano a precio de mercado.

Los guardianes del frenopático '78' son unos madres-que-lo-parió asexuados provistos de pectorales aceitosos en vez de tetas tibias generadoras de la leche más dulce...Tetas...leche...El guardián nos ceba con su papilla subordinada a las instrucciones del control de sanidad que ni alimenta ni entretiene ni ná. El interno debe estar bien drogado, bien alimentado, por eso de que el mundo es peor si no se tiene un plato de puré con droga legal en el vientre, sería un valle de lágrimas sin el sopor digestivo multiplicado por un ansiolítico de la farmacopea estatal.

¿Quiénes son los guardianes y quiénes los internos? ¿Quién los distinguiría en una rueda de reconcimiento sin apuntadores? ¡Yo, yo los distingo!. Son esos que en campaña electoral están todo el día enseñando los dientes.