domingo, 18 de mayo de 2014

SEIS: ¿Por qué lo llaman razón cuando quieren decir 'dictado'?

¿Por qué lo llaman razón cuando quieren decir 'dictado'? 
Me refiero a los dictados del colegio: ese texto que en voz alta leía un profesor o una profesora y que todos debíamos cazar al vuelo y solidificarlo en un rastro de grafito sobre nuestro cuaderno de pauta. El alumno escuchaba al dictador y sin comprender se escribía a toda prisa, tilde va, tilde viene, ortografía por el oido entra por el orto sale... Aquellos dictadores evocan en mi pobre memoria que no alcanza a citar sino a glosar y con la venia de Stefan Zweig, unas imágenes de caras viejas y feas, caras de libertinos curiles con dientes podridos, con la saliva fluyéndoles a los labios y de los labios, indiscriminadamente, a toda el aula , y en los labios el rictus de una sonrisa de pervertido cristiano, de un dejad-que-los-niños-se-acerquen-a-mí y demás pedofilias más o menos eufemizadas. 
El pensamiento dialéctico y el pensamiento burgués , en el hormiguero se reducen a la selección estética y antojadiza de un texto a dictar. La instigación del progreso y la razón de uno y lo involucionista y retrógrado de otro, en el hormiguero, terminan por ser textos a dictar a los alumnos por parte del dictador de turno. Los alumnos, las hormigas, esperan pacientes como autómatas para empezar a darle al oído duro, a la vista astigmática y a la memoria a corto, la memoria del autómata, del buen operario , y acabar con el baile del lapicero sobre el papel una vez más. A esto se reduce la lucha de clases: a la selección de un texto supeditado a la coyuntura política con la excusa de la ortografía que llaman ora ortodoxia de presupuestos sin déficit y sin
emisión de deuda pública, ora revolución popular, invocando, con
aplauso de sus secuaces, el interés nacional, valga el azañismo.

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